Tomás Salazar, uno de los más respetados y queridos pintores de Carúpano, estado Sucre, partió físicamente en su ciudad natal este jueves 28, aproximadamente a las 10:00 am, después de una complicada situación de salud que padeció hace más de un mes. Así lo dio a conocer, Omaira Gutiérrez directora del Gabinete Estadal de Sucre del Ministerio del Poder Popular para Cultura. Siendo que sus restos están siendo velados en la Cooperativa Bermúdez de Carúpano, ubicada en la Avenida Universitaria, Distribuidor Los Molinos, y será sembrado en el Cementerio Parque de Carúpano, este viernes 29, a las 3:00 pm.
“Siempre puso el nombre de Carúpano en alto, era muy comprometido con la vida, la familia, el arte y el pueblo. Estaba feliz con la inclusión del proceso revolucionario y siempre lo decía’”. Indica Gutiérrez quien habló del legado de este artista plástico que formó parte del proyecto bandera Creadores Visuales de Venezuela del despacho cultural quien vivirá por siempre entre nosotros a través de su obra.
Salazar inició su sendero hacia el universo de la pintura a raíz de una experiencia que tuvo durante la escuela primaria, obteniendo un premio en un concurso durante sus estudios en la escuela básica, en 4to grado. Ésta y otras experiencias de su devenir artístico las llegó a narrar en una oportunidad para el video que le hiciera Creadores Visuales de Venezuela, en su casa, humilde y sencilla como era él, donde también tenía su taller .
Aún vibran en las paredes sus obras, esas pinturas, selvas, paisajes, una explosión de color y alegría característica de este creador que siempre fue optimista, inclusive durante su enfermedad.
Presentamos el texto del catálogo para la exposición Vida y obra de artistas populares del estado Sucre (2001-2002):
“Tomás Enrique Salazar nos introduce a un mundo mágico donde el tiempo y el espacio son manejados a su voluntad. Su pintura es el umbral a la selva imaginaria poblada de raíces, ramas entrelazadas con flores fantásticas, irreales e hipertrofiadas, donde habitan ondinas y mujeres encantadas, mundos seductores que embriagan los sentidos y quiebran la voluntad, haciéndonos olvidar por algunos momentos nuestra realidad. Su pintura gracias al uso intuitivo del color, logra una atmósfera de transparencias que recrean un espacio infinito donde abundan esferas translúcidas, que levitan sin rumbo. La obra de Tomás Enrique logra transmitir armonía, permitiendo una lectura reposada y coherente dentro del aparente caos de su universo”.
[Fuente: Prensa del IARTES]