«El rostro de los militares reflejaba odio, descontrol. Es como cuando tienes animales encerrados y los liberas, es como cuando sueltas a los perros, consiguen la presa y luego disparas. Los soldados actuaron como perros de cacería». Así describe el estudiante de la Universidad Santa María (USM), Maurizio Ottaviani (20 años), su experiencia al ser capturado y golpeado por efectivos de la Guardia Nacional (GNB).
Ottaviani fue una de las 41 personas que fueron emboscadas en Altamira la noche del viernes 28 de febrero por motorizados de las GN, donde hubo excesos de la fuerza pública, según abogados de Fundeci, Fundepro, CDH-UCAB, Foro Penal, la Comisión de DDHH de la Mesa y la USM.
«Me encontraba cerca de la Torre Británica manifestando pacíficamente. Cuando volteé hacia la autopista, bajaba un grupo de motorizados de la GN. Mi reacción fue correr pero me cercaron y al verme atrapado no opuse resistencia. Se bajaron cuatro militares, me despojaron de mi morral, me golpearon y forcejearon para derribarme al suelo. Caí y mi instinto fue ponerme en posición fetal y protegerme. Me dieron patadas en el estómago, en la espalda y entre el dolor y el ajetreo descuide la cara. Uno de ellos con el tacón de la bota me propinó un golpe en el lado derecho del rostro», explicó el joven, quien cursa 2do semestre de Estudios Internacionales. Luego de 37 horas en tribunales, fue llevado a una clínica. Le diagnosticaron hemorragia conjuntival en 80% del ojo.
Aseguró que los GN al ver su rostro lo dejaron de golpear, le amarraron las manos con abrazaderas de plástico, lo montaron en una moto y lo llevaron al Distribuidor Altamira. Lo metieron en un autobús con todos los detenidos. «Sentí miedo. Pensé que me iban a matar. Los soldados nos aplicaron psicoterror las horas que estuvimos en el vehículo, amenazando con lanzar una bomba lacrimógena para ahogarnos». Sin embargo, el joven no se rinde. «Tengo ganas de salir pero un juez me arrebató mi derecho a manifestar. Dejar de luchar, jamás. Venezuela bien vale la pena el sacrificio», expresó.
Tortura y trato cruel
El Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), presidido por Ligia Bolívar, divulgó un informe que reportó hasta el 7 de marzo, sólo en la Gran Caracas, la detención de más de 400 jóvenes. En el balance se identificaron patrones específicos de actuación de los cuerpos de seguridad del Estado en la avenida Universidad (12F), en San Antonio de Los Altos (19F) y Los Castores, estado Miranda (25F) y en Plaza Altamira (28F).
«En la mayoría de los casos a los detenidos no se les permitió comunicarse con familiares y abogados; las autoridades no levantaron constancia del estado físico y síquico; reportaron que fueron despojados de sus pertenencias (celulares y billeteras). Casi todos denunciaron agresiones físicas (golpes, perdigones) y sicológicas (amenazas de muerte y violación sexual)», reza el informe.
Además, destaca que los lugares utilizados como centros de detención «son absolutamente inadecuados», como fue el caso del Comando de la GN en la Dolorita, donde 18 jóvenes «estuvieron dos días en un mismo cuarto, sin baño, sin ventilación, sin colchonetas, y sin provisiones de alimentos».
Del grupo capturado en la Urdaneta, 16 jóvenes denunciaron que fueron víctimas de tortura y tratos crueles mientras permanecieron en el CICPC de Parque Carabobo. «Fueron obligados a permanecer de rodillas con el tronco erguido durante horas, recibieron golpes y fueron bañados con gasolina».
Desfiguraron la cara de mi hijo
Luis Gutiérrez, estudiante de la UCV, se encontraba participando en la manifestación que se realizó el 19 de febrero en San Antonio de Los Altos cuando fue aprehendido.
Explicó su madre, Katiuska Pietro, que los militares le propinaron una golpiza tan fuerte que «mi hijo presentó varias fracturas en el rostro y quedó desfigurado. Debió someterse a una intervención quirúrgica para reconstruirlo», dijo.
Según el CDH-UCAB, el Tribunal fue trasladado al Hospital en Los Teques para realizar la audiencia, donde se le impuso la cautelar de libertad con presentación cada 45 días.
Vejados y también robados
Las abogadas, Elenis Rodríguez, directora de Fundeci, y Jackeline Sandoval, presidenta de Fundepro, acudieron a la Fiscalía junto a un grupo de jóvenes para denunciar, no sólo que fueron golpeados y humillados sino robados por sus aprehensores.
Ana Karina Triana, estudiante de Mercadotecnia, es una de las denunciantes. Fue capturada por la GNB en Plaza Altamira cuando caminaba junto a una amiga para irse a su casa. «Escuché a la gente gritando que corriéramos y lo hice pero en la vía había aceite que me dificultaba la acción. Un efectivo, me agarró por el cabello, me montó en la moto y me llevó al Distribuidor Altamira. Al llegar, recibí un golpe en la cabeza con el arma que usan para lanzar bombas lacrimógenas. ¡Quedé aturdida!».
La joven de 20 años, a quien le quitaron su bolso, comentó que al entrar a un autobús estaban Shakira Casal y Lisbel Sanguino, esposadas y custodiadas por más de 11 militares. «Las muchachas gritaban porque varios de ellos les daban nalgadas y toqueteaban. Yo mantuve la calma y sin embargo los efectivos me gritaron y me amenazaron: ¡Te vamos a violar, perra sucia!».
Daniel Alejandro Rodríguez, estudiante de la Universidad Nueva Esparta y Juan Pablo De Haro, empleado de un almacén, ambos de 22 años, también recibieron golpes por parte de la GN en Altamira el 28F.
Rodríguez fue llevado al Hospital Militar «porque un GN con la punta del fusil me partió la cabeza y me quitaron mis celulares». De Haro, los GN lo golpearon. «Me dejaron hematomas en todo el cuerpo». También le robaron su morral.
Perdigones en los testículos
Moisés David Guánchez (19), fue desalojado del Centro Comercial La Cascada por los dueños del restaurante donde labora, debido a los disturbios del pasado 5 de marzo. «Cuando salió del lugar, la GN lo capturó, le disparó tres perdigones, uno en la ingle, cercano a un testículo, otro en el glúteo derecho y uno en el brazo», explicó María Esperanza Hermida, coordinadora de Exigibilidad de Provea.
Su madre, Mónica Díaz, le explicó a Provea que a su hijo «lo encaramaron en una moto sangrando y los vecinos le gritaban a la GN que lo montaran en un vehículo y lo llevaran a un hospital. Se logró el traslado al Victorino Santaella», precisó Hermida. Guánchez fue intervenido quirúrgicamente.
Este es el primer caso en el que la Defensoría el Pueblo se apersonó y solicitó investigar a los GN que actuaron. Tribunal acordó libertad plena.
[Fuente: eluniversal.com]