El sexólogo Ariel González cuenta los 10 complejos sexuales femeninos más frecuentes.
1- Las estrías y la celulitis
Muchas mujeres hacen de todo para esconder realidades corporales que a la larga podrían afectar a cualquier mujer, de cualquier estrato social y de cualquier edad. Estas estrías o celulitis pueden formar parte del cuerpo y, en ese sentido, tampoco es algo por lo que la mujer deba acomplejarse o pensar que afectará negativamente en su placer sexual.
2- El peso, la panza
El peso corporal es una cosa y la panza otra. En definitiva, me refiero a que muchas mujeres piensan que esos kilitos demás son nocivos para la excitación de su pareja, cuando que hay probabilidades de que justamente sea eso lo que le produce deseo sexual a la pareja. Aceptar el propio cuerpo y permitirse disfrutar de todas las sensaciones corporales justamente es uno de los ejercicios individuales que cada persona debería realizar.
3- La ropa interior
La ropa interior puede ser un elemento inclusive, que ayude al proceso de erotización en la relación sexual. Pareciera ser que algunas mujeres se acomplejan del tamaño, forma o color de su ropa interior; cuando que en realidad primero tienen que estar cómodas ellas mismas. Es esa sensación de comodidad lo que se transmite y permite a la pareja, sentirse estimulado.
4- El tamaño de los senos
En determinadas culturas se difunde la noción de que la mujer con senos grandes proporcionan mayor placer a su pareja. En realidad, el tamaño de los senos no debería representar ninguna barrera para dar y sentir placer sexual. Cada quien puede tener sus gustos al respecto, pero a la larga, cualquier mujer con senos grandes o pequeños tiene el mismo potencial de sentir y hacer sentir placer.
5- Los glúteos
Quizás el interés excesivo por el tamaño o forma de la cola a algunas mujeres las lleve a buscar maneras o estrategias de hacer lucir más sus nalgas. Igual que el tamaño de los senos, con cualquier tipo de cola, la mujer puede dar y sentir placer a su pareja, la cuestión como ya se dijo anteriormente, es aceptarse tal cual es uno mismo y a partir de eso, darse los propios permisos para disfrutar en la intimidad sexual.
6- Saber versus no saber
Algunas mujeres desarrollan cierto complejo porque saben más que su pareja o en otras ocasiones porque saben menos. La verdad es que nadie nace sabiendo y por supuesto siempre habrán cosas que uno sabe más o menos que la otra persona. En la intimidad de la pareja, lo importante no es quien sabe más, sino como ese conocimiento que entre ambos se tiene, ayuda o no para obtener un adecuado placer sexual.
7- Tomar la iniciativa
Tomar la iniciativa ha dejado de ser desde hace décadas el rol exclusivo del hombre. No obstante, muchas mujeres aún sienten que no deben ser ellas quienes inicien el contacto sexual. Cualquier persona, hombre o mujer tiene la potencialidad y sobre todo el derecho de expresar lo que quiere y con quien lo quiere, sin que eso signifique que sea mejor o peor persona. Tomar la iniciativa es solo eso, dar el primer paso.
8- Hablar de sexo
Lastimosamente, este complejo afecta no solo a mujeres sino también a hombres. Muchas personas sienten que no deberían hablar o preguntar sobre sexualidad, cuando que el primer paso para afrontar la responsabilidad de un encuentro sexual, es justamente hablar al respecto e informarse adecuadamente. Mientras más informado uno esté, mejores decisiones podrá tomar respecto a su propia sexualidad.
9- La menstruación
La menstruación es una de las señales de que el cuerpo de la mujer se encuentra en perfecto estado y que de hecho la mujer goza de buena salud. Acomplejarse con estar con su periodo es algo que no debería suceder. Eso sí, durante este periodo si o sí mucha higiene de por medio y el uso de condones en caso de un contacto sexual penetrativo.
10- Sexo en moteles
Finalmente, aún existen mujeres que sienten cierto complejo porque su pareja les pide ir a tener un contacto sexual a un motel. Si el lugar es higiénico, agradable y ofrece la privacidad necesaria, entonces no debería existir sentimiento de complejo alguno. Eso sí, siempre hay que hablarlo primero con la pareja y decidir de manera conjunta, como, cuando y dónde se tendrá el contacto sexual.