No cabe ninguna duda de que la NASA se ha marcado un importante tanto con la llegada de Curiosity a Marte.
Pero más allá de las sondas de bajo coste MAVEN e InSight, con lanzamientos previstos para 2013 y 2016 respectivamente, no se sabe muy bien a dónde va si es que va a algún sitio en sus planes futuros para explorar este planeta.
De hecho gracias a los enormes recortes en otros proyectos que está suponiendo el creciente presupuesto del telescopio espacial James Webb la NASA ha tenido que retirarse del proyecto ExoMars en el que tomaba parte junto con la Agencia Espacial Europea.
Su sitio lo tomará, con toda probabilidad, Roscosmos, que después delfiasco de la Fobos-Grunt está en una situación lamentable en lo que a la exploración de Marte se refiere, aunque tampoco es que su programa espacial esté muy bien en líneas generales.
Además del problema del presupuesto, que no es poco, el problema principal de la NASA es la falta de liderazgo político claro y de la voluntad de apostar por una dirección que sobreviva al cambio de administración política que ocurre en el país como mucho cada ocho años cuando un presidente termina sus dos mandatos consecutivos máximos, independientemente de que el que le sustituya sea de su mismo partido o no.
Por eso quizás sería buena idea que se les hiciera caso al grupo de científicos estadounidenses conocido como MPPG, Mars Program Planning Group, que propone una serie de iniciativas a largo plazo para a agencia para continuar con la exploración de Marte, incluida una ambiciosa misión de recogida de muestras en Marte que estaría controlada por astronautas en órbita del planeta, aunque también propone otras más realistas por ser más sencillas y baratas.
Daniel Marín tiene muchos más detalles en La exploración de Marte después de Curiosity.
Pero la verdad es que tiene pinta de que en un futuro a corto y medio plazo las únicas muestras de Marte a las que tengamos acceso serán aquellas que lleguen a la Tierra en forma de meteoritos marcianos.
Y de lo de poner el pie allí, pues ya casi mejor ni hablamos, al menos por ahora.