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Ya sé que vuestras rutas eternas por Internet os han hecho unos expertos en tacto digital, entendido en sus múltiples y variados sentidos, pero parece ser que frente a la habilidad táctil de este dedo robótico no tenemos nada que hacer. El sensor BioTac mimetiza a nuestros dedos y mejora sus habilidades sensitivas para reconocer texturas.
Consiste en una superficie rugosa elástica con líquido en su interior y una especie de “hueso” sólido formado por un núcleo con un micrófono submarino, un hidrófono, para detectar vibraciones.
La idea es que gracias a las “huellas digitales” del recubrimiento, al deslizarse por una textura se producen microvibraciones muy características para cada tipo de material. Estas vibraciones se consiguen amplificar e identificar con exactitud de manera sencilla usando el líquido como medio de transmisión y un micrófono para detectarlas.
Además también utiliza los mismos movimientos que nosotros a la hora de tocar las cosas para identificarlas, usando un algoritmo basado en lo que han denominado como teorema de la “exploración bayesiana”, que mimetiza nuestros movimientos exploratorios.
Al igual que nosotros es capaz de conocer también la temperatura de la superficie, pero la razón de superarnos es que es mucho más sensible y además puede saber con seguridad y precisión las direcciones e intensidades.
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En las pruebas que hicieron con el sensor BioTac, consiguieron que detectara 117 materiales diferentes con una media de sólo 5 movimientos y un 95% de precisión. Mucho mejor que los famosillos televisivos que meten sus manos en urnas misteriosas.
A vuestro libre albedrío dejo las ventajas tecnológicas que tendrá el que los futuros robots y las próximas prótesis puedan tocar mejor que una mano humana.