Por lo general, aquellos que disfrutamos de las películas de terror, que están hechas para asustar, solemos decir que es el género que más nos gusta. Y muchos se preguntan “si les asusta por qué les gusta” y es ahí donde entra la ciencia, la cual asegura que en realidad no sólo es el miedo lo que nos gusta.
El gusto por las películas de terror es sólo un ejemplo del gusto por el miedo, también lo pueden ser el puenting, el paracaidismo, etcétera. Pero no es que nos guste sentir miedo, lo que realmente nos gusta es el miedo controlado.
Es decir, la expectativa de sentir miedo acompañada de la certeza de que no nos pasará nada. Como pasa con las pelas de terror, que a pesar de alterarnos, en el fondo sabemos que no seremos la víctima de ningún asesino en serie ni de algún espectro. Por el contrario, aquellas personas que se asustan demasiado con este tipo de películas es porque no son capaces de evaluar correctamente una amenaza, su cerebro hace que sientan un miedo exagerado.
“Las personas que tienen miedo a volar, evalúan la amenaza de un accidente de manera realista pero desproporcionada (ya que en realidad es más seguro que conducir), como resultado de una evaluación defectuosa, experimentan pánico”, ejemplifica el David Rudd, profesor de la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Utah.
Por su parte, el neurobiólogo mexicano, Dr. Eduardo Calixto, explica que cuando estamos ante una situación que “nos asusta pero que nos gusta” en nuestro cerebro se liberan dopamina (hormona del placer) y adrenalina (reacción de lucha o huida), por eso nos gusta tanta sentirnos asustados. En realidad el miedo controlado nos da el placer y emoción que necesitamos.
En conclusión:
No es que nos guste el miedo en sí, nos gusta el miedo controlado.
Fuente [Espacio360.com]