En Estados Unidos aquellos que tienen hijos y los que no evalúan sus vidas al mismo nivel, aunque globalmente tener hijos suele disminuir el bienestar, afirma un estudio.
Las conclusiones son resultado de dos grandes encuestas por parte de la empresa Gallup que realizó el estudio a tres millones de personas en el mundo. Así, los sondeos se realizaron a casi 1,8 millones de estadounidenses desde 2008 a 2012 y se entrevistó además a 1,07 millones de personas de 161 países entre 2006 y 2012.
A los participantes se les preguntó cuánto se acercaban sus vidas a ser ideales, y qué tipo de emociones sentían el día anterior. Las posibles respuestas incluían, feliz, triste, enfadado, preocupado o estresado.
Los padres respondieron con más altibajos que los que no tenían hijos. Aquellos con hijos en casa contestaron con más tipos de respuestas emocionales, entre ellas felicidad y estrés, sonrisas y enfado.
Pero cuando los investigadores tomaron en cuenta otras cuestiones que afectan a los padres -la educación superior, la necesidad de mayores ingresos, mejor salud o la fe religiosa – y encontraron los mismos niveles de satisfacción de la vida que la reportada por los que no tienen hijos.
En general, ambos grupos calificaron sus vidas con siete puntos en una escala del uno al 10.
Los adultos de todas las edades con hijos en sus hogares le pusieron un 6,82 de nota a su vida, mientras que los que no tenían hijos lo hicieron en 6,84.
En el resto del mundo, los resultados de la encuesta cuentan una historia muy distinta: las personas con hijos, al menos aquellas fuera del mundo acomodado de los angloparlantes, tienden a estar menos felices con sus vidas.
“Nuestros resultados en el mundo en general, así como en América Latina, África, Medio Oriente y el sudeste asiático son consistentes con los resultados más habituales en este terreno, que la gente con hijos evalúa su vida más bajo”, afirma el estudio.
“Cuanto mayor tasa de fertilidad, más posible es que las personas que viven con hijos evalúen su vida más bajo que los que no lo tienen”, indica.
En los países más pobres, la felicidad personal puede verse relegada a un segundo plano por las necesidades, como necesitar más personas para trabajar en la granja, afirmó el estudio.
“Debido a las normas sociales, a la presión ejercida por los padres y las comunidades o por las contribuciones productivas de los hijos, las personas pueden tener hijos incluso cuando, en un nivel personal, preferirían no hacerlo”, afirma.
A las personas se les pidió que evaluaran sus vidas para la encuesta de Gallup y después se les realizó una serie de preguntas sobre sus ingresos y sobre si en sus hogares había niños o no.
No se les preguntó directamente si tener hijos les hacía felices, o cómo tener o no tener hijos había afectado la visión de sus vidas.
El estudio aparece publicado en las Actas Nacionales de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS).
[Fuente: publimetro.cl]