Desde tiempos remotos el hombre ha tenido la necesidad de tener animales de compañía. Ahora bien, ¿qué tipos de animales pueden compartir la vida con nosotros? Para responder esta pregunta necesitamos definir cuatro conceptos.
1 – Animales domésticos: Aquellas especies animales que durante miles de años han sido reproducidas en cautiverio y han sufrido mejoramientos genéticos con el propósito de servir al ser humano, ya sea como animales de trabajo, de producción o de compañía.
2 – Animales silvestres: No han sido objeto de domesticación o manipulación genética, sin importar si su nacimiento fue en libertad o en cautiverio, ya que no han perdido sus cualidades silvestres.
3 – Animales mansos: El amansamiento es la técnica a través de la cual se logra que un ejemplar disminuya su tendencia al escape y a la agresión contra el ser humano. Pero a diferencia de la domesticación, es sólo a nivel individuo.
4 – Mascota: Es un término que se utiliza para nombrar al animal de compañía, por lo que acompaña al ser humano en su vida diaria y no es destinado al trabajo o al consumo.
En este último tiempo, han aparecido las mascotas no tradicionales, que no son más que aquellas especies que han comenzado el camino de la domesticación y que se han modificado genéticamente para que sean tolerables al amansamiento y para que además sus colores sean más vistosos que los que tienen naturalmente.
Dentro de estas especies podemos encontrar el Hurón o Ferret, que se cría en cautiverio. De él se obtuvieron colores diferentes y más vistosos que el silvestre que les dio origen.
Dentro de los reptiles tenemos a la culebra del maizal, de la que hoy hay infinidad de colores. Entre los peces se encuentran los lebistes, de tamaño pequeño con tonalidades muy vistosas y con una aleta caudal muy grande en comparación con sus congéneres silvestres, y así podemos nombrar muchas más.
La domesticación
Claro que todas estas mascotas requieren de un conocimiento previo de la biología y el manejo para poder tenerlos con un alto índice de bienestar animal. Este tipo de mascotas requieren muchas veces de más tecnología (como lámparas UV, infrarrojas, humidificadores, etc.) que las mascotas convencionales como los perros o los gatos.
La domesticación ha permitido que podamos tener mascotas diferentes al perro y el gato erradicando la captura en la vida libre. Un claro ejemplo de esto es el canario. Es de color verdoso, originario de las Islas Canarias, y en el pasado se lo capturaba en grandes cantidades, pero la aparición de nuevos colores como el amarillo y una mejora notable en el canto por selección genética, hizo que los animales silvestres perdieran valor comercial.
Lamentablemente, en este rubro de Mascotas ingresan erróneamente animales silvestres. Esta demanda cada vez mayor de tener mascotas exóticas, raras, hace que las personas caigan sin saberlo en ser parte del tercer negocio más lucrativo a nivel internacional, que es el tráfico ilegal de animales silvestres. Las personas por desconocimiento no logran diferenciar esto y compran ejemplares silvestres capturados.
Esto trae aparejado no sólo los problemas de conservación y destrucción del hábitat ya que cada especie animal cumple un rol único e irremplazable dentro de ese ecosistema, por lo que su ausencia impacta negativamente en el mismo.
Al capturar indiscriminadamente ejemplares de una especie, esta se pone en peligro y con ella todo el bioma en el cual vive. Además, aparecen los problemas de zoonosis, enfermedades animales transmisibles al hombre.
Maltrato y crueldad
Obviamente, con el tráfico ilegal los animales soportan un estrés altísimo que baja sus defensas y quedan a merced de patologías que pueden afectar al ser humano como por ejemplo la psitacosis o la gripe aviar.
No debemos de olvidar que para que un ejemplar de fauna silvestre llegue a la venta al público muchos murieron en el camino, desde su captura y distribución posterior hasta el sitio de venta.
Muchas formas de captura contemplan la muerte desde el inicio, como es el caso de los monos por ejemplo, donde se mata con armas de fuego a la madre y la cría cae aferrada a ella, y si sobrevive formará parte del circuito de venta ilegal. Más del 80% de los ejemplares capturados mueren en este proceso y esto se debe al hacinamiento, la falta de higiene, la mala nutrición y el maltrato recibido.
Claro que muchas veces este tráfico está ligado a personas que pagan sumas de dinero enormes por especies llamativas por su rareza como pueden ser el aguará guazú, el tapir o aves como el loro vinoso, el cardenal amarillo, entre otras. Todas estas especies están en peligro de extinción o en franco retroceso.
Los animales silvestres no están preparados para ser mascotas, no pueden ser forzados a vivir una vida en condiciones deplorables, intentando ser la compañía de alguien.
Por último, las definiciones con las cuales comenzamos nos permiten ver que no todos los animales domésticos pueden ser mascotas. No puedo tener un toro como animal de compañía en la ciudad, es inviable. Por otra parte, no todas las mascotas tienen las mismas exigencias o requerimientos. Existen razas de perro de defensa que requieren de un conocimiento y un entrenamiento especializado para poder educarlo y mantenerlo en forma segura.
Por otra parte, debo contemplar dónde y cómo los alojaré. No puedo condenar a un perro Siberian Husky o Alaskan Malamute, perros de trabajo, de trineo, a vivir en un departamento sólo porque me gustó el cachorro de ojos celestes, o condenarlos a vivir en el Gran Buenos Aires en enero soportando temperaturas de 40 grados. «Las mascotas requieren de dueños responsables»
Consejos para ayudar a erradicar el mascotismo
– No comprar animales silvestres. Los únicos animales aptos para tener en un hogar de familia son los perros, los gatos, pequeños roedores como hamsters, peces como el carasius y canarios.
– Si hay animales a la venta en malas condiciones, no deben ser comprados aunque den lástima. Al pagar por ellos sólo se está incentivando esta industria. Quizás se salve a un animal individual, pero se está perjudicando a toda su especie.
– Denunciar lugares en los que se comercializan animales ilegalmente. Hacer una denuncia a la Secretaría de Fauna local, que es el único organismo oficial que puede tomar denuncias de este tipo.
– Hacerse responsable de una mascota ilegal que uno ya posee. Lo más probable es que ya no pueda ser reinsertada en la naturaleza, por lo que es importante que se averigüe todo sobre sus hábitos alimenticios y de vida. Si todavía puede ser reinsertada, darle aviso a la Secretaría de Fauna más cercana para que puedan asistirla.
[Fuente: entornointeligente.com]