El proyecto “GlobAlbedo”, de la Agencia Espacial Europea (ESA), ha hecho precisamente un mapa global de esa luz reflejada, con datos que van desde 1998 al 2011 y con un kilómetro de resolución espacial, con el objetivo de ver la relación entre el albedo y diversos parámetros biofísicos, como la temperatura terrestre.
Gerardo López, uno de los expertos que ha participado en este proyecto europeo y que ahora investiga en la Universidad Técnica de Lisboa (Portugal), ha explicado a Efe que cambios en el albedo tienen un “impacto en la temperatura global de la Tierra”.
Y es que, según este investigador, cuando el albedo tiene valores muy altos -como en zonas de nieve- se da un efecto de enfriamiento, ya que se retiene menos energía en la Tierra; y al contrario, valores bajos de albedo provocan un efecto de calentamiento.
“En las zonas que proyectan menos albedo -como las deforestadas- se absorbe una mayor energía del Sol debido a que se forman menos nubes, que por su alto valor de albedo reflejarían la energía solar”, ha constatado este investigador mexicano.
Para poder obtener las mediciones de albedo y realizar el mapa, el proyecto de la ESA ha recogido datos diarios a partir de las imágenes de la superficie terrestre enviadas por tres satélites.
Algo más que las temperaturas
“GlobAlbedo” se encuentra ahora en la segunda fase -explotación de datos- y se espera continúe con las imágenes que proporcionarán próximos satélites, como Prova-V y Sentinel 3, una de las tres misiones del programa Copérnico, de la ESA y la Unión Europea.
Las temperaturas no son el único objetivo de este proyecto, según Lopéz.
El albedo, ha dicho, también será importante para investigar la relación entre actividad humana y cambios en el clima o para estudiar cómo afectan las olas de calor a la agricultura.
Además, será clave para, combinado con otras medias geofísicas, construir mejores modelos climáticos y meteorológicos.
[Fuente: EFE]