El cuerpo humano es una máquina que puede dejar de funcionar ipso facto y, en algunas ocasiones, sin que la medicina pueda dar una explicación plausible inmediatamente. Te presentamos cinco enfermedades que te pueden matar en un segundo.
La inevitable muerte es una de las mayores preocupaciones del ser humano. Especialmente llegados a la edad adulta, las personas empiezan a plantearse cómo afrontar la cercanía del fin de sus vidas. Son muchos los que se esfuerzan en vivir lo más saludable posible para tratar de esquivar enfermedades letales que acaben con ellos antes de tiempo. Pero, lamentablemente, en ocasiones nada es suficiente con la prevención y la muerte nos coge de pronto, sin previo aviso ni solución para frenarla.
El cuerpo humano es una máquina que puede dejar de funcionar ipso facto y, en algunas ocasiones, sin que la medicina pueda dar una explicación plausible inmediatamente. Como dijo el dramaturgo francés Pierre Corneille, “cada instante de la vida es un paso hacia la muerte” y a veces nos pilla a mitad de camino sin avisar.
Todos somos consciente de que un ataque al corazón puede acabar con nosotros casi al instante, “pero, sorprendentemente, el infarto de miocardio no es la causa más frecuente de muerte súbita entre los más jóvenes”, explica el doctor Gerald Wydro en el New York Post. El presidente de emergencias médicas del Aria Health de Filadelfia recoge las cinco causas que pueden provocar una muerte inmediata en las personas.
Miocardiopatía hipertrófica
“Aproximadamente una de cada 500 personas sufre este trastorno del corazón que hace que las paredes del músculo cardíaco se espesen y pierdan potencia para bombear con normalidad”, apunta Wydro. Se trata de una afección hereditaria que se transmite de padres a hijos como resultado de defectos en los genes que controlan el crecimiento del miocardio, cuyo mayor problema es que sólo en un tanto por ciento pequeño de los casos se manifiesta clínicamente.
Se calcula que entre el 0,2% y el 0,5% de la población mundial sufre este trastorno que se traduce en muerte súbita. Alrededor del 1% de las personas con esta enfermedad mueren repentinamente cada año, y la mayoría desconocían padecerla.
Como explica Jordi Trías de Bes en Ciclismo a fondo “el primer caso documentado de muerte súbita en la historia fue la del soldado griego Pheidippides (490 AC) quién corrió desde Marathon a Atenas para anunciar la victoria militar sobre los persas, cayendo fulminado a su llegada”.
De hecho, se la suele situar como la causa principal de la muerte de jóvenes atletas y deportistas que fallecen repentinamente. “La miocardiopatía hipertrófica es la causa más común de muerte súbita cardiaca en personas menores de 30 años”, continua el doctor. Trágicos casos como los de los futbolistas Miklos Fehér o Yair Clavijo, quienes fallecieron súbitamente en medio del campo en pleno partido, son muestra de ello.
Se calcula que entre el 0,2% y el 0,5% de la población mundial sufre este trastorno que se traduce en muerte súbita
Aunque existen múltiples etiologías de miocardiopatía hipertrófica, la responsable de más fallecimientos en pacientes jóvenes tiene un componente hereditario. “La mayoría de los casos son genéticos”, comenta Jil Tardiff, doctora de la Universidad de Medicina de Arizona, quien sugiere que la solución podría estar en informarnos previamente de posibles muertes repentinas en la familia y sus causas.
Muchos decesos que parecen accidentales por ahogamiento o caídas en marcha de un vehículo como una moto o una bicicleta, “ocurren en realidad como consecuencias de una miocardiopatía pero al no haber sido diagnosticadas se desconoce la causa del paro cardíaco repentino”, continua Tardiff.
Sin embargo, una hipertensión puede provocar hipertrofia cardíaca y no ser mortal porque el organismo se va adaptando. Una vez diagnosticadas, las personas pueden trabajar con un cardiólogo para su seguimiento y control y evitar el terrible desenlace. “Los medicamentos, desfibriladores y la cirugía pueden ayudar, y es importante seguir cuidadosamente un programa de ejercicio hecho a medida”, advierte la doctora.
Aneurisma cerebral
De 3 a 5 millones de estadounidenses tienen una de estas protuberancias anormales en la pared de un vaso sanguíneo del cerebro, de acuerdo con la American Stroke Association.
Se trata de una enfermedad cerebrovascular en la cual una ‘debilidad’ en la pared de una arteria o vena ocasiona una dilatación de un segmento localizado en la pared del vaso sanguíneo que sobresale como un balón y se llena de sangre. El aneurisma saliente puede hacer presión sobre un nervio o tejido cerebral circundante provocando daños irreversibles e incluso la muerte súbita.
Un aneurisma cerebral un ictus hemorrágico puede no ocasionar ningún síntoma durante la vida de una persona. Sin embargo, si se rompe puede ocasionar una hemorragia cerebral, déficit neurológico, vasoespasmo (causa principal de discapacidad y fallecimiento después de la rotura de un aneurisma), hidrocefalia o, incluso, terminar con la vida de una persona.
Según un reciente estudio publicado en la revista Stroke, sólo un tercio de aneurismas terminan por romperse y, de estos casos, alrededor de un 40% no sobreviven a las primeras 24 horas y hasta un 25 % mueren durante los primeros seis meses después de haberse producido la rotura debido a complicaciones.
La mayoría de las veces su detección es casual y se diagnostica tras hacer una resonancia magnética o en otra prueba de imagen por cualquier otro motivo. Un fuerte e intenso dolor de cabeza –especialmente si se va acompañado de síntomas extraños como un párpado caído, visión doble o tener una sola pupila dilatada– podría indicar el aneurisma.
Sólo un tercio de aneurismas terminan por romperse y, de estos casos, alrededor de un 40% no sobreviven a las primeras 24 horas
La mayoría de los aneurismas se desarrollan a partir de los 40 años, por lo que la prevención debe intensificarse al llegar a estas edades. “La detección temprana es la clave: si los médicos encuentran un aneurisma antes de que se abra, se puede reparar con cirugía u otros tratamientos”, comenta Wydro.
Disección aórtica
Se trata de un desgarro en la arteria aorta, encargada de distribuir la sangre desde el corazón hacia el resto del todo el cuerpo. Una ruptura completa de la aorta se traduce en una pérdida descontrolada de sangre que puede ser mortal.
Los médicos no están seguros exactamente de qué causa estas roturas, pero pueden provocar que la sangre fluya por donde no debe. Como consecuencia de este incidente se puede producir un accidente vascular cerebral, neuropatías periféricas o paraplejía así como una fatídica parada cardíaca o la muerte súbita.
“La disección aórtica se produce especialmente en las personas con vasos sanguíneos frágiles que pueden rasgarse con mayor facilidad”, explica Wydro. Afecta aproximadamente a dos de cada 10.000 personas, la mayoría hombres de entre 40 y 70 años. Un fuerte dolor inexplicable en el pecho o la espalda, así como intensos dolores de cabeza, suelen ser los principales síntomas ante los que debemos acudir al especialista.
Las Reglas de Ritter son recordatorios salvavidas para prevenir, reconocer y saber qué hacer en caso de una disección aórtica. Reciben su nombre como homenaje al actor John Ritter (conocido por su papel protagonista en la serie de los años 80 Apartamento para tres) que murió como consecuencia de una disección aórtica en 2003.
Un fuerte dolor inexplicable en el pecho o la espalda, así como intensos dolores de cabeza, suelen ser los principales síntomas
“Asegúrese de obtener una vacuna contra la gripe”, recomienda el especialista. Según un estudio realizado en 2014 los ingresos hospitalarios por disecciones aórticas tuvieron su mayor pico en temporada alta de gripes, “quizás porque una reacción inflamatoria derivada del virus desencadena el desgarro en las personas susceptibles”, puntualiza el doctor.
Embolia pulmonar
Es una de las principales emergencias médicas. Se trata de una enfermedad potencialmente mortal cuyo diagnóstico no es fácil ya que, a menudo, las personas desconocen padecerla y no saben indicárselo al médico.
Una embolia pulmonar se produce como resultado de que un coágulo de sangre se ha desarrollado en un vaso sanguíneo en cualquier lugar del cuerpo (frecuentemente en la pierna o el brazo) y se traslada a una arteria del pulmón causando su obstrucción.
Aproximadamente la mitad de las personas con estos coágulos de sangre en sus pulmones no muestran ningún tipo de síntoma. Cuando ocurre, generalmente el resto de arterias no obstruidas son capaces de enviar suficiente sangre a la zona afectada del pulmón para impedir la muerte del tejido. El problema es cuando se bloquea por completo el flujo sanguíneo y se eleva tanto la presión arterial en los pulmones que el corazón no es capaz de trabajar lo suficientemente rápido como para seguir el ritmo, y se produce el conocido como infarto pulmonar.
A menudo, las personas desconocen padecerla y no saben indicárselo al médico
“Las señales de advertencia incluyen dolor e hinchazón en el brazo o la pierna que no desaparece en un día o dos, especialmente si te has roto recientemente un hueso, has hecho vuelo largo en avión o llevas una larga temporada sin moverte mucho”, comenta Wydro. Una vez detectados los signos de coágulos de sangre en el cuerpo, un tratamiento con medicamentos anticoagulantes puede evitar que se produzca la rotura y la sangre llegue a los pulmones.
Otros síndromes que provocan fallos en los latidos
“Existen una serie de problemas del corazón que afectan al sistema que controla y sincroniza los latidos”, explica Wydro. Se trata de afecciones raras pero realmente graves como el síndrome de Brugada, el síndrome de QT largo o el síndrome de Wolff-Parkinson-White que se traducen en que el corazón no es capaz de latir normalmente. Irregularidades que provocan taquicardias y arritmias que pueden desembocar en muertes súbitas.
“La genética juega un papel muy importante aquí por lo que es importante analizar el árbol genealógico con el médico”, recomienda el doctor. Hacerse electrocardiogramas o pruebas de estrés ante el ejercicio pueden ayudar a identificar estas condiciones. Al igual que la miocardiopatía hipertrófica, se puede controlar con visitas frecuentes al especialista que establecerá qué medicamentos o medidas deben tomarse.
“Recuerda hacerle saber a tu doctor si tienes pesadillas o sueños incómodos y moviditos en los que te hagas daño porque a veces puede indicar que padeces síndrome de Brugada, problema cardíaco que, a menudo, mata a la gente mientras está durmiendo”, advierte el experto.
Fuente: [Elconfidencial.com]