En un barrio tranquilo de Sydney existe un lugar donde los niños son separados de sus padres y obligados a trabajar jornada completa sin recibir salario alguno, viviendo en condiciones miserables.
Aquellos que han conseguido escapar de este lugar cuentan que les lavaron el cerebro para creer que no podían salir de allí y que merecían el castigo que estaban sufriendo.
Shane Kelsey, un joven que consiguió escapar del centro con la ayuda de su padre, relata que "he vivido en un garaje durante un año y medio, quizá dos."