Ya en wilkipedia existe un perfil bastante completo de la vida de Edward Snowden. De esa página obtuve la información de que su padre es un oficial de la Guardia Costera de los EEUU, su madre trabaja como empleada del Tribunal Federal del Distrito de Maryland y que el patriota Snowden se había alistado al ejercito de los EEUU en el 2004, “con la esperanza de incorporarse a las fuerzas especiales”, sueño que no alcanzó debido a que sufrió un accidente en sus dos piernas durante un entrenamiento, tras lo cual comienza a trabajar con los servicios de inteligencia del imperio, ocupando distintas posiciones en varias agencias, siendo su último trabajo consultor de una contratista de defensa llamada Booz Allen Hamilton, donde ganaba la bicoca de 300 mil dólares anules, sueldo nada despreciable.
No conozco ningún caso famoso de algún espía que haya desertado por problemas de conciencia y solicitado formalmente asilo político. Los espías se convierten en desertores, dobles agentes – tipo Robert Phillip Hansen, quien trabajando para EEUU vendió durante 20 años información a la Unión Soviética y después a la Rusia post comunista- o son capturados. Otros casos de este estilo durante la guerra fría Gary Powers, estadounidense y Kim Philbly inglés que espiaba a los soviéticos ¿No les parece sospechoso que la novela negra del espía de la CIA en cuestión tenga como desarrollo geográfico Hong Kong, Rusia y sus compinches ideológicos, Cuba, Venezuela y Ecuador? La razón parece ser sencilla, detrás de este affaire no hay un problema de derechos humanos o libertad de expresión, lo que existe es un complejo problema de seguridad de Estado entre las potencias, donde probablemente el nuevo héroe de los enchufados haya develado información clasificada a las potencias que hoy lo protegen.
Al margen del interés novelesco de la historia me parece importante resaltar que una vez más las gríngolas ideológicas de los enchufados llevan a la diplomacia roja por caminos equivocados. ¿En qué se beneficia el pueblo venezolano de un problema entre potencias ocasionado por un delator? Esto es lo más parecido al viejo refrán de cucaracha en baile de gallinas, a nosotros ese tema, indudablemente producto de la resaca de la guerra fría o del reacomodo geopolítico de China y los EEUU en su competencia por obtener tecnología y secretos militares para fortalecer sus economías internas, no nos incumbe ni deberíamos convertirlo en un problema de Estado.
Por otro lado, el tema nuevamente pone sobre el tapete las contradicciones de Nicolás entre lo que dice y hace. Aplaude una grabación ilegal entre María Corina Machado y Germán Carrera Damas mientras que critica y defiende a Snowden porque denuncia que el imperio realiza escuchas ilegales a los ciudadanos con el pretexto de la lucha contra el terrorismo. No se puede pasar inadvertido siendo tan inconsistente.
Creo que finalmente la falta de arrojo y la necesidad de dólares, mercancías y tecnología petrolera gringa van a dejar el tema del espía héroe rojo de ese tamaño, a menos que papá Castro ordene inmiscuirse más allá, en solidaridad con el aliado ruso o chino, independiente de lo que conviene al país, tras lo cual escucharemos encendidos discursos a favor de la auto determinación de los pueblos y rechazando las prácticas fascistas del imperio. Con estos muchachos cualquier cosa puede ocurrir, finalmente no son ellos quienes deciden la política exterior de la república.
Quiero dejar claro que no estoy defendiendo la política secreta de los EEUU, ni las prácticas ilegales de espionaje, pero ello no implica hacer una apología de un personaje que trabajaba en los servicios de inteligencia y que puede estar haciendo de espía para otro país, amparándose en el derecho del asilo y la defensa de los derechos humanos.
Por: Carlos Valero / @carlosvalero08