En Tiempo Real «¡Misión Chávez mito!», por @carlosvalero08

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carlosvaleroLa propaganda oficial, con dinero venezolano y el apoyo de las viudas del estalinismo planetario van a intentar convertir a Chávez en un mito para seguir medrando de su imagen más allá de su tiempo físico. Por ello no han tenido el menor recodo en montar un reality show en torno a su enfermedad, recurriendo a elementos mágico religiosos para sacarle provecho político a la misma, llegando al extremo de que confesos comunistas ateos promueven misas y cadenas de oración.  Para los autócratas y resentidos de nuestro país y del mundo, mantener el control de una potencia petrolera es demasiado estratégico como para detenerse en principios religiosos o formalismo constitucionales, pero saben que no podrán hacerlo sin contar con la complicidad de la mayoría del pueblo, y es ahí donde nosotros podemos derrotar toda esa marejada de intereses que se sostienen sobre el oro negro de la patria de Bolívar, ya que deben convocar a elecciones.

El futuro del chavismo sin Chávez depende en altísima medida del éxito que tengan en la operación propagandística de transformar al hombre en mito. El  Chávez que tuvo el poder de impedir que muriera de hambre Franklin Brito y que se cometieran un sinnúmero de hechos repudiables pero que no movió un dedo para evitarlos, debe convertirse en un mártir de la revolución, en un prohombre que este más allá del bien y del mal.

La puesta en escena del chavismo en el poder ha sido una especie de telenovela, con el guion básico de los culebrones latinoamericanos-quizás por ello ha sido tan eficaz en su relación con las masas- el mestizo pobre, venido del campo que sacrifica su carrera militar para pelear por los ideales de redención social y adecentamiento ético, quien se casa con una mujer rubia y cuyo gobierno es hecho por el pueblo y para el pueblo.  El cenit de esta historia es que el protagonista se inmole por su causa y se convierta ya no en un hombre de su tiempo, sino en un héroe mitológico de las luchas populares. Toda esta trama por supuesto que coadyuva en el proceso de mitificación. Si a ello agregamos aquella vieja frase que dice “que la historia la hacen los vencedores”, podríamos afirmar que efectivamente están avanzando  en la realización de un mito.

Ahora bien, la entrada en escena de los herederos comienza a atentar contra el proceso novelesco de mitificación que el manipulador caudillo, apalancado en millones de petrodólares, ha ido montando casi magistralmente.  Los herederos parecen no tener el nivel intelectual para terminar de ejecutar la jugada política que les garantice a la revolución años de plácido disfrute del poder. La forma torpe y errática como han manejado la transición, la falta de discurso y de ideas políticas. La excesiva dependencia de Chávez y la irresponsable aventura de llamar a la violencia entre hermanos se les puede convertir en un boomerang.

La historia está en pleno desarrollo y es difícil prever  con claridad lo que pueda ocurrir, pero creo que el pueblo venezolano que vota por Chávez no lo hace para que exterminen a los venezolanos que piensan distinto. Los tiempos que corren no admiten totalitarismos clásicos y eso lo entendió Chávez, razón por la cuan siempre trató de barnizar de democracia hasta los mayores desafueros institucionales en los cuales incurrió y ese discurso democrático y participativo está interiorizado en la mayoría del pueblo. Creo que el trabajo de mitificar a Chávez, quien para mí es un ídolo con pies de barro, rodará abruptamente cuando los herederos, enceguecidos por la ambición y limitados por su condición de segundones, intenten llevar al país a una confrontación entre venezolanos, donde los que tienen el monopolio de la violencia también están apadrinados por la única dictadura ortodoxa que queda en América Latina.

La mitad del país se ha opuesto durante 14 años a Hugo Chávez y a todo su poder y no tiene ninguna razón para no oponerse a Maduro y su infantilismo de izquierda. Si además éste decide recurrir al expediente de la violencia y la represión, estoy seguro que en poco tiempo la oposición será mucho más que la mitad del país. Venezuela no es una isla que pueda ser controlada de forma total mediante el expediente del terror y el control social. El socialismo que compró el pueblo venezolano no tiene nada que ver con Stalin o Marx, sino con redistribución y petróleo. Tulio Álvarez dice que la utopía del chavismo es la guerra civil. Estoy de acuerdo con él, pero hay que añadir que es el sueño de las cúpulas chavistas, no del pueblo venezolano.

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Carlos Valero

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