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Ayer en el estado Aragua el candidato forastero Tareck se dejó de pendejadas y admitió que no tiene votos. “los votos en Aragua los tiene Chávez”. Esa es la realidad de la mayoría de esos candidatos.
Cuando el dedazo del ser supremo impuso esas candidaturas a las bases del PSUV en los estados, lo hizo a sabiendas que ellos solitos no podían ganar. Necesitan tres elementos para lograrlo. Endosarse los votos de Chávez, el empujón del CNE para “disimular” su condición de «navegados» y la abstención de los 6.8 millones de venezolanos que votaron por @hcapriles el 7O y que reiteren su voz opositora en los próximo comicios. Veamos en detalle cada una de ellas.
La probabilidad de que Chávez logré endosar sus 8 millones de votos a los candidatos rojos no es automática, por eso no es cierto tal endosamiento. El electorado venezolano desde hace bastante tiempo viene cruzando el voto y tiene una clara noción sobre quienes son líderes reales en sus distintas regiones. Si bien es un error subestimar el poder de la revolución y su capacidad organizativa, también lo es cosificar en extremo al ciudadano que votó por Chávez y asumir que actúa cual zombi electoral.
En estas elecciones el porta-aviones rojo viene con las turbinas dañadas. A diferencia de elecciones pasadas, Chávez no está recorriendo el país levantando la mano a sus candidatos. Una cosa fue la campaña para elegir a Chávez y la eficacia que logró sin su participación activa y otra hacer campaña por los candidatos impuestos a control remoto. Evidentemente tiene un alto costo para la revolución de que el mismo jefe supremo no vaya a regañar a las bases y meter las cabras dentro del corral para que apoyen a sus preferidos. Para el 16D este apoyo es una condición necesaria más no suficiente, ejemplo caso Aristóbulo y compañía.
El otro elemento que requieren los forasteros electorales es el apoyo irrestricto del CNE. Lamentablemente acá no queda espacio para el menor respeto a la actuación del “árbitro”. Observamos perplejos el descaro frente a las migraciones, el cambio del tarjetón para que apareciera la foto del hasta hace un día atrás era el responsable del Plan República y el botón del tubo electoral. La combinación del porta-aviones rojo y del Ministerio electoral cumpliendo órdenes es muy poderoso pero no les alcanza para ganar, necesitan controlar la abstención.
El arma mortal del gobierno en su guerra psicológica es romper la unidad de propósito y minar la moral de la oposición. Ellos han planificado la estrategia desde el principio, adelantaron las presidenciales para el 7 de octubre porque tenían información precisa sobre el estado físico del candidato presidente y programando maquiavelicamente las elecciones de gobernadores en una fecha en la cual el gobierno estima que muchos electores de los sectores medios ya están en camino a las vacaciones decembrinas. Lo cual, sumado al desconcierto producido por la derrota puede contribuir a facilitar el camino al estado comunal, cuyo principal obstáculo son gobernadores opositores defendiendo la Constitución.
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La combinación de estos tres factores si puede ser un coctel terrible para las aspiraciones de modernidad y sensatez en nuestro país. Ahora, esa película es repetida, la vimos en el 2004 y pudimos sobreponernos. La oposición venezolana ha madurado políticamente en estos 14 años en cuanto a la defensa de un estilo de vida y un conjunto de valores democráticos. Las encuestas que empiezan a circular hablan de una intención de participación por encima del 67 por ciento en estados como Miranda y Lara, con lo cual, Jaua o Reyes tienen muy pocas probabilidades de ganar, ojalá ocurra lo propio en el resto del país.
Los forasteros tienen que lidiar con las protestas y con las exigencias de un electorado que en lugar de celebrar el 8 de octubre salió a protestar exigiendo el cumplimiento de las promesas electorales. Como demócratas tenemos el compromiso asumido de participar más allá del voto en el trabajo social y organizativo, desnudando abiertamente a un gobierno amoral. Confío plenamente en el sentido común de la gente para que el país no caiga en la trampa del gobierno que necesita desmovilizarnos y no escuchen los ruegos de Jaua y Aristóbulo por la abstención.
Por Carlos Valero / @carlosvalero08