¿Por qué a ellos los seducen los glúteos, senos, piernas, labios, cintura y textura de la piel? Para responder esta pregunta retomemos las palabras del inglés Desmond Morris, especialista en etología, divulgadas en el libro ‘Comportamiento Íntimo’, en el que presenta una interesante exposición sobre cómo culturalmente se disimulan o refuerzan los mensajes corporales a través de posturas, maquillaje o atuendos.
Los orificios, por ejemplo, evocan a los órganos sexuales femeninos, de modo que son accidentes anatómicos tabú, objeto de censura. Por ello es “de mala educación” sonarse la nariz o limpiarse la oreja con un dedo en público, en tanto que otras actitudes de higiene pasan prácticamente desapercibidas, por ejemplo, si alguien se frota los ojos o limpia su frente difícilmente será reprendido.
Para estos fines, la boca es más importante para emitir muchas señales de tipo sexual antes y durante un encuentro amoroso, en gran parte por su superficie rosada y carnosa; además, al igual que los labios genitales, se enrojece e hincha mediante el estímulo sensual. Este aspecto es acentuado desde hace siglos a través de color artificial (en particular el rojo).
También las piernas despiertan vivo interés sensual, y cuanta más alta es la parte exhibida más estimulantes resultan, pues se logra mayor “acercamiento” a la zona genital. Por su parte, los zapatos de tacón alto dan mayor esbeltez al contorno y propician el efecto de que las extremidades aumentan su longitud: de acuerdo con Morris, unas piernas largas equivalen de manera inconsciente a madurez.
Por su parte, los glúteos representan otro tipo de evocación, no por su apariencia, sino por su cercanía a la zona genital, y se dice que han sido base de la atracción sexual desde las primeras etapas de la humanidad.
Pero el atractivo de glúteos y pecho depende también de su proporción anatómica, la mayoría de las veces determinada por la estrechez de la cintura. Se han hecho curiosas investigaciones en las que se muestran dos fotografías de una misma modelo a un grupo de hombres, sólo que en una, retocada, la cintura es más ancha que en otra.
Aunque no es un común denominador, muchos hombres se fijan en el pelo de las mujeres. Su suavidad, brillo y largo también son importantes para ellos, pues es símbolo de feminidad.
Asimismo, se sabe que los hombres centran su atención en una piel suave y limpia debido a que acentúa la feminidad, pero también que los cambios que este tejido experimenta en las fases de excitación y copulación son a su vez motivo de atracción. Por otro lado, el uso de cosmético rojo en las mejillas evoca la apariencia de la epidermis durante las relaciones íntimas.
Finalmente, el hombre apreciará estos factores uno por uno y en conjunto (la mayoría de las veces de manera inconsciente), y realizará rápida evaluación en la que también influirán experiencias previas, sensibilidad o gustos estéticos, con lo cual tomará la decisión de dirigirse o no a una mujer.