La coordinación portugueseña del Servicio Autónomo de Contraloría Sanitaria (SACS) realiza inspecciones sanitarias en centros de salud y prestadores de servicios de belleza, para vigilar el correcto cumplimiento de la norma que prohíbe el uso de biopolímeros con fines estéticos.
Sol María Hernández, coordinadora regional del SACS en Portuguesa, informó que tal actividad se enmarca dentro de las atribuciones del servicio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS), y con ello se busca evitar los riesgos a la salud del ser humano por la aplicación de estas sustancias.
“Recordemos que los biopolímeros y sus genéricos representan un riesgo para la salud, por los múltiples efectos colaterales adversos en quien se los aplica. Dichos efectos incluso pueden ser fatales, como ya lo hemos visto en innumerables casos”, comentó.
Marco legal
Desde el pasado 05 de diciembre de 2012, fecha en que fue publicada en Gaceta Oficial la prohibición de uso de los biopolímeros, el MPPS vela porque no sean colocadas estas sustancias nocivas en el cuerpo de las personas.
Aún cuando en Portuguesa no se han identificado casos de pacientes afectados por el uso de estas sustancias, Hernández recalcó que la colectividad debe estar alerta ante el riesgo de que a algún conocido se le apliquen tratamientos estéticos de este tipo, para que formulen la denuncia correspondiente.
La atención de los inspectores portugueseños del SACS está más centrada hacia el área de la cosmetología, en donde hay mayor riesgo de burlar los controles sanitarios. Además de clínicas y spas, se inspeccionan gimnasios, salones de belleza, barberías, centros de adelgazamiento y/o de masajes, entre otros.
Hernández fue enfática al recordar que “los establecimientos y profesionales de salud que no cumplan con esta medida de prohibición serán sancionados legal y administrativamente, de acuerdo con lo establecido en la ley”.
Los biopolímeros son sustancias de origen vegetal o derivados del petróleo que no absorbe el organismo humano. Son usados para aumentar glúteos y pectorales, ya que crean bultos.
Son tres las posibles consecuencias por el uso de estas sustancias: migración, infección y rechazo a un cuerpo extraño. En la mayoría de los casos no pueden ser extraídas totalmente del organismo, porque se distribuyen en áreas extensas o entre diversos planos musculares. Normalmente la persona afectada deber ser amputada.
Prensa MPPS