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La piel de Estados Unidos ‘se oscurece’. Por primera vez desde que existen registros (y, casi con total seguridad, desde la Guerra de Secesión, que concluyó en 1865), en 2012 murieron más estadounidenses de raza blanca que los que nacieron. Fue una caída minúscula, de apenas 12.419 personas, pero que refuerza una tendencia.
Las cifras llegan justo en un momento en el que el Congreso estadounidense está asistiendo a un intenso debate acerca de la regularización de los 11 millones de inmigrantes sin papeles de origen latinoamericano que hay en el país, según informó elmundo.es
Las estadísticas del censo que reflejan que han muerto más estadounidenses blancos que los que han nacido no incluyen a los ‘latinos’, como se les conoce coloquialmente, de raza blanca. Aún así, la población blanca creció debido al efecto de la inmigración.
En cualquier caso, el futuro demográfico estadounidense es mestizo. El 49,9% de los niños menores de 5 años de EEUU no son blancos. Y nada menos que el 21% de los niños estadounidenses son hijos de madre extranjera.
Los ‘latinos’ y los asiáticos son los que están provocando este cambio racial, ya que sus tasas de natalidad son muy superiores a las de los otros dos grandes grupos étnicos estadounidenses, los blancos y los negros. A medida que la población blanca envejece, su tasa de natalidad disminuye.
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La transformación tendrá enormes implicaciones a todos los niveles en la primera potencia mundial. Por de pronto, hay algo claro. Barack Obama es el primer presidente que ha ganado unas elecciones -en 2012- a pesar de que su rival obtuvo más votos entre los blancos que él.
Las cosas no van a cambiar de la noche a la mañana. Tanto los ‘latinos’ como los asiáticos tienen una participación política muy inferior a la de los negros y blancos.
El poder de los primeros reside sobre todo en áreas profesionales y técnicas, mientras que el de los latinos es, en todos los ámbitos, muy inferior al que su peso demográfico haría prever. En cuanto a la posibilidad de que el español gane en influencia en EEUU, es algo que ya es una realidad, pero cuyo alcance puede ser menor del que se cree, puesto que los inmigrantes hispanohablantes de segunda generación (es decir, nacidos en EEUU), suelen tener el inglés como primer idioma.