El pasado mayo el Gobierno liberal-conservador de Angela Merkel aprobó la existencia del “sexo indefinido” en Alemania, es decir, se reconoce la existencia de personas con rasgos tanto femeninos como masculinos, más conocidos como hermafroditas, a ellos se les ha llamado “intersexuales”.
Esta disposición ha sido respaldada por la ministra de Justicia alemana, Sabine Leutheusser- Schnarrenberger, quien en declaraciones a un diario local basaba la reforma legislativa en el artículo 3 de la Ley Fundamental alemana, la cual sostiene que “nadie puede ser discriminado o favorecido por su sexo, procedencia, raza, lengua, país, procedencia, o por sus opiniones políticas o religiosas”.
Sin embargo, este debate no es nada reciente, el año 2009 las Naciones Unidas (ONU) le pidió a Alemania respetar a las personas sin sexo definido, pues según la denuncia que hizo un activista intersexual en la misma organización en dicho país se obligaba a estas personas a operarse a una edad temprana y de esa manera acabar con el ‘dilema físico’.
Pero dentro de esta decisión también se pone en tela de juicio qué pasará con estas personas y los trámites o documentos que deban presentar en otros países, por ejemplo, un caso claro es el de los pasaportes.