El pedido de elecciones presidenciales es un inamovible de la mesa de negociación, desde hoy instalada en Barbados con anuencia de Noruega y con la presencia de Gobierno y oposición.
Se trata de la tercera ronda de negociación en la que la oposición presentará “la propuesta de realizar las presidenciales en nueve meses”, confirmó a este medio una fuente vinculada al entorno de Juan Guaidó. Gerardo Blyde liderará al equipo opositor que insiste en cambios en el Consejo Nacional Electoral (CNE), voto de los millones de migrantes en el extranjero, y que Maduro ceda el poder, además sin la posibilidad de ser candidato.
“Un CNE con la supervisión internacional y el voto de los venezolanos afuera es mucho lo que se puede avanzar”, agregó la fuente.
En realidad de las propuestas de nuevo CNE, ampliación del registro y salida de Maduro de la presidencia para garantizar un “proceso justo”, la de equilibrar al Poder Electoral pareciera la más factible, de hecho ya en República Dominicana, en los albores de las elecciones del 20 de mayo, eso se había logrado, pero luego se echó para atrás.
Uno de los nudos más fuertes de desatar es quién estará en Miraflores para conducir al Gobierno hasta una elección presidencial. Maduro jamás permitiría que fuera Guaidó, y el diputado de Voluntad Popular, autoproclamado presidente el 23 de enero; hasta ahora no ha emitido ninguna señal tampoco para ceder.
El español diario El Mundo, publicó que los noruegos aseguran a la oposición que “ya Maduro aceptó la convocatoria de unas elecciones presidenciales con garantías. Sin embargo, el principal escollo, según legisladores con directo conocimiento de las conversaciones, es que el ‘presidente pueblo’ no quiere abandonar el poder en los meses previos a los comicios”.
Más allá de la versión que asegura el diario español, el Gobierno todavía no da ningún indicio de querer “bajarse del coroto” y sigue con sus planes, al menos mediáticamente, de que las únicas elecciones a las que apuntan es a las parlamentarias.
La propuesta de una elección presidencial en nueve meses es cónsona con los tiempos de que dispone, por ejemplo el Parlamento, para designar a nuevos rectores, aunque en el mejor de los casos se hable de un mínimo de seis meses.
De hecho en conversación con este medio en marzo, Stalin González, vicepresidente de la Asamblea Nacional (AN) lo planteó así: “Pudiéramos nombrar los rectores del CNE en 57 días (…) De 100 días lo podemos reducir a 57, recortando plazos de la Asamblea, de la burocracia, no plazos de la gente y el proceso electoral como tal, por ejemplo abrir el Registro Electoral con un mes de apertura tanto afuera como adentro; necesitaríamos un mínimo de seis meses para hacer el proceso”.
Pero los tiempos políticos no suelen ser los mismos que los económicos, ni qué decir de los sociales. A medida que crece la expectativa, no sin apatía de muchísimos, sobre los resultados de ya la tercera ronda de contactos, la crisis del país se acelera cada vez más.
El director de Datanálisis, José Antonio Gil Yepes, opinó que el actual escenario político amerita que las partes, cedan para llegar a un punto en común que permita superar la crisis social y política.
En entrevista concedida este lunes al programa A Tiempo de Unión Radio, indicó que ambas partes “se necesitan una a la otra” y agregó que no se debe caer en la polarización dentro de ambos sectores, para evitar la división que pueda trancar posibles acuerdos”.
Argumentó que en “este encuentro se debe priorizar y aportar cambios drásticos en las políticas económicas”.
Desde el lado político, el dirigente opositor y diputado a la AN, Enrique Márquez, subrayó en su cuenta de twitter la necesidad de que las negociaciones que avala el Reino de Noruega lleguen a buen puerto. «Los venezolanos debemos apostar al éxito de las conversaciones auspiciadas por Noruega, que se traduzca en elecciones libres y que abran paso a un nuevo Gobierno con la gobernabilidad necesaria para realizar los cambios urgentes que requerimos».