El uso de los videojuegos en los niños, ¿benefician o perjudican?

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De todos es sabido que el juego en la infancia es un auténtico aprendizaje en el que el niño construye, imita y crea. Pero ¿qué ocurre con los videojuegos? Son muchos los mitos en torno a ellos, analicemos el uso de los videojuegos y veamos como en realidad no todo es blanco… ni negro.

videojuegos

Tipos de videojuegos: sus ventajas e inconvenientes

Son muchos los padres que no dejan de preguntarse si los videojuegos son buenos o malos para el desarrollo de sus hijos. En realidad, no existe una respuesta única para esta pregunta, ya que va a depender de diversos factores como: la forma de juego, la personalidad del niño, la interacción de éste con familiares y amigos y un largo etcétera.
Lo que sí es conveniente es que los padres conozcan a qué videojuegos juegan sus hijos, diferenciando unos y otros. Veámoslo someramente:

– De plataforma: Son los que se pasa de un nivel a otro, en pantallas sucesivas al conseguir superar los obstáculos. Promueven la rapidez de pensamiento, ya que la acción es trepidante; pero, precisamente por ello, provoca una gran fatiga que impide la concentración en actividades posteriores.

– Simuladores: Conducción de vehículos a motor. Ayudan a coordinar la visión con el movimiento y a planificar estrategias para superar los obstáculos de las pistas. En contra está el hecho de que las partidas suelen ser largas, por lo que quitan tiempo para otras actividades.

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– De práctica y/o estrategia deportiva: Recrean la organización de un deporte o su práctica en el campo, habiéndose convertido en los videojuegos más usados. Tiene la ventaja de que, incluso jugándose en solitario, promueven el espíritu de equipo y la mejora de estrategias de juego deportivo que luego podrán ponerse en práctica en la realidad.

– De estrategia no deportiva: Son los que planean la planificación y ejecución de ciudades, combates, realización de profesiones… Potencia la constancia por parte del jugador y la flexibilidad de pensamiento para resolver situaciones. Su principal problema radica en que pueden llevar al aislamiento al crear una realidad paralela.

– De disparo o lucha: Combates a ritmo vertiginoso con artes marciales o armas de fuego. Son quizás los que peor fama le han dado a los videojuegos. Y aquí sí hay estudios: no es que vuelvan a los niños agresivos (aunque en todos los casos promueven la hostilidad) pero sí es verdad que potencian la violencia en niños con tendencia a ella.

– De rol: El jugador adopta la identidad de un personaje y vive sus aventuras normalmente en mundos hostiles. Involucran a varios jugadores, lo que crea cohesión grupal, pero tienen el problema de que suelen ser sectarizantes. Su mala fama les precede, aunque hay mucho de mito en ello.

Consejos básicos para padres preocupados por el uso de los videojuegos

Es inevitable que los niños jueguen con videojuegos, son muy atractivos y divertidos. Ya se ha visto que no todo son sombras, ya que desarrollan la coordinación, la memoria, la resolución de estrategias, generan confianza en niños inseguros… aunque sea verdad que pueden potenciar el aislamiento, crear adicción, incrementar la ansiedad en niños nerviosos…
¿Cómo acertar a la hora de plantear que tu hijo juegue a videojuegos? Los consejos básicos pueden ser estos:

– No dejar que se juegue antes de los seis o siete años, a esas edades los niños no tienen capacidad para diferenciar realidad y ficción claramente.

– Antes de los diez años, no permitir que se juegue a juegos de lucha y disparo, ya que los niños de esas edades son muy vulnerables a determinadas imágenes impactantes.

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– Vigilar cuál es el tipo de juego al que suelen jugar los hijos, animarlos a que alternen entre varias clases.

– No permitir que el niño esté más de una hora seguida jugando a su videojuego (ni siquiera en vacaciones).

– No permitir que un videojuego interfiera en actividades cotidianas: salir con los amigos, jugar a deportes u otros juegos, los deberes y la comunicación con la familia.

Fuente: [lamenteesmaravillosa.com]

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