El régimen chino ya regula hasta los bailes de los jubilados en las plazas

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Por mucho que haya liberalizado la economía y modernizado la sociedad, al régimen chino se le siguen escapando sus ramalazos autoritarios. El último ejemplo ha sido regular los bailes en las plazas y parques públicos, donde se reúnen legiones de jubilados, sobre todo mujeres de avanzada edad, para matar los horas danzando al son de una música, por lo general, estrepitosa.

Con el fin de controlar tan ruidoso ajetreo, que suele molestar a los vecinos de las plazas e incluso ha provocado algún que otro rifirrafe, las autoridades chinas han establecido doce coreografías que las bailarinas callejeras deberán aprenderse. Durante los próximos cinco meses, más de 600 monitores recorrerán 31 provincias para enseñarles estos nuevos pasos de baile, que seguirán el ritmo de éxitos musicales en mandarín como «Pequeña manzana», un auténtico fenómeno en internet, y populares canciones patrióticas de la época de Mao.

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«El baile en las plazas representa el aspecto colectivo de la cultura china, pero ahora parece que el exceso de entusiasmo de sus participantes ha traído disputas sobre el ruido y los lugares que eligen. Así que tenemos que encauzarlo con regulaciones y estándares nacionales», ha justificado Liu Guoyong, jefe del Departamento de Gimnasia Masiva de la Administración de Deportes, según informa el diario «China Daily».

Durante los últimos años, la abundancia de «abuelas bailarinas»–como se conoce en China a estos grupos– ha suscitado las protestas de los vecinos de las plazas y jardines donde danzan, que han llegado incluso a enfrentarse a ellas. Hastiado por el ruido de sus altavoces, un hombre intentó ahuyentarlas disparando al aire en Pekín en 2013, mientras que otros vecinos airados les arrojaron bolsas con heces desde sus balcones en la ciudad de Wuhan, tal y como recuerda «The New York Times».

Aunque las autoridades pretenden así acabar con el ruido que forman las «abuelas bailarinas», el subdirector del Departamento de Asuntos Públicos del Ministerio de Cultura, Zhou Guanglian, reconoció que aún están por definir los límites para el volumen de la música, las horas en que estará permitido danzar en la calle y los lugares autorizados, ya que de momento solo se han anunciado las doce coreografías impuestas.

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Por este motivo, numerosos internautas han criticado la medida, que consideran una intromisión del Gobierno en la vida privada de dichas mujeres. Aunque los bailes en las plazas son inofensivos políticamente, ya que muchos de ellos siguen el ritmo de viejos himnos revolucionarios del Partido Comunista, el autoritario régimen de Pekín se muestra siempre receloso de cualquier aglomeración ciudadana y ha lanzado una campaña contra los valores culturales «occidentales». Para convencer a las «abuelas bailarinas», los medios controlados por la propaganda llevan varios días advirtiéndoles de los riesgos para la salud que corren si no siguen las nuevas normas, que serán «sanas, bonitas, científicas e incluirán una amplia gama de danzas».

Y, al que no le guste bailar al son que manda Pekín, que se vaya con la música a otra parte. Es decir, a su casa.

Fuente [Abc.es]

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