Muchas veces se ha dicho que el periodismo ciudadano le está ganando la guerra a los grandes medios de comunicación.
Sólo hace falta ver a la gente caminando por las calles con un teléfono inteligente en el bolsillo.
Es rápido, está en todas partes y cuenta con plataformas masivas en internet.
Es la omnipresencia que un medio de comunicación, por más corresponsales que tenga, no puede igualar.
Hace algunas semanas hubo un clic accidente aéreo en el aeropuerto internacional de San Francisco.
Desde el terreno
Otra imagen del accidente de San Francisco, por uno de los pasajeros.
Esta foto es de Benjamin Levy, uno de los pasajeros del avión de Asiana Airlines que se estrelló en el aeropuerto de San Francisco. Otro ejemplo de periodismo ciudadano. En este caso, uno de los protagonistas de la noticia terminó reportándola.
La única imagen de video que registró el momento vino del celular de alguien que por casualidad grababa los aterrizajes.
Minutos después del descarrilamiento del tren en Galicia, las primeras imágenes que comenzaron a circular venían de la cámara de un clic adolescente aficionado a la fotografía.
Un vecino de Osama bin Laden fue quien clic narró simultáneamente, vía Twitter, todo el operativo que terminó con la muerte del líder de al Qaeda. Aunque lo hizo sin saberlo.
Y como esos, millones de eventos más locales captados por gente anónima, que cada día satisfacen la necesidad de información cuando hay un vacío, ya sea porque los medios se tardan en llegar, o porque existe censura de algún tipo.
Nosotros reconocemos su importancia. Incluso pueden ver que son ángulos que hemos explorado en la cobertura de los hechos citados arriba. Pero aun así esta nueva dinámica no siempre es la mejor manera de informar.
El periodismo ciudadano tiene una gran virtud: es inmediato, casi instantáneo cuando se trata de informar sobre acontecimientos de última hora. Sin embargo, en la mayoría de los casos aparece sin filtro.
No discrimina entre lo importante y lo superfluo, no contrasta, no contextualiza, pocas veces analiza.
Aun así, los medios tradicionales le están abriendo espacio, porque cumplen su objetivo en la inmediatez.
Pero su carácter masivo lo ha vuelto desordenado y sin propósito. Es el auto de carreras que va a toda velocidad, cruza la meta de primero pero se estrella contra la barrera al final de la pista.
Es decir, su caducidad es breve.
Un periodista toma una foto de Barak Obama durante una rueda de prensa en una visita a Alemania.
Ser periodista de un medio tradicional no garantiza que todas esas falencias no estén presentes. Pero en medios de comunicación donde se hace el esfuerzo de escribir historias con ángulos originales de acontecimientos de última hora, se incentiva el escenario para no caer en ellas.
Las historias escritas por periodistas de medios tradicionales brillan cuando son originales y porque generan reflexión o espacio para la acción.
El periodismo ciudadano brilla en contextos de inmediatez porque tiene el poderoso aliado de las nuevas tecnologías.
Pero, aunque nosotros también las utilizamos, las tecnologías por sí mismas no pueden sustituir el oficio.
Fuente: bbc.co.uk