El cambio de roles entre ERC y Ciudadanos afecta de lleno al Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos. El grado en el que lo haga dependerá del alcance que tome el acuerdo entre Pedro Sánchez e Inés Arrimadas, que quedó plasmado este miércoles en el pleno del Congreso con la votación de la prórroga del estado de alarma. Si va o no más allá de lo coyuntural. Todo parece indicar que se tratará de un cambio estructural en las aritméticas parlamentarias de largo alcance. Al menos, esta es la intención del presidente del Gobierno, quien siempre buscó poder gobernar con una geometría variable y ya ha dejado claro que busca compromisos con Ciudadanos en cuestiones que vayan «más allá del estado de alarma», como recogía el comunicado lanzado por la Secretaría de Estado de Comunicación publicitando el acuerdo.
A la espera de cómo se encaucen los «contactos semanales» que a partir de ahora mantendrán el jefe del Ejecutivo y la nueva líder de Ciudadanos, el margen de maniobra de Unidas Podemos en el Gobierno se reduciría de consumarse este pacto. El peso que perderían los morados sería proporcional al espacio que ganaría Sánchez para negociar y tener las manos menos atadas. Pablo Iglesias ya advirtió durante la campaña electoral de que la ansiada geometría variable por la que Sánchez decidió repetir las elecciones pasaba por pactar las cuestiones económicas con la derecha y las sociales con la izquierda.
La búsqueda de apoyos en la derecha ha generado incertidumbre en el sector de Unidas Podemos en el Gobierno, aunque se descarta que pueda afectar a la relación entre los dos socios de la coalición, y mucho menos generar inestabilidad. El giro de ERC se interpreta como un movimiento más táctico que estratégico, basado en el electoralismo de unos comicios autonómicos que se prevén para otoño y el efecto arrastre que la derecha independentista ejerce sobre los republicanos, como reprochó el presidente del grupo confederal, Jaume Asens, al portavoz del grupo republicano, Gabriel Rufián, este miércoles en el Congreso. Sin embargo, se reconoce que Sánchez cuenta ahora con la posibilidad de apoyarse en Ciudadanos, contando con una mayor libertad para negociar.
Sánchez tiene en su radar no solo los acuerdos de reconstrucción sino también los Presupuestos, y la flexibilidad para acordarlos con Ciudadanos supondría que fuesen menos expansionistas de lo que desearía Unidas Podemos, acompañados también de una reforma fiscal menos ambiciosa. Ahí es donde se dirimiría hasta qué punto Unidas Podemos perdería un margen de maniobra que en las últimas semanas se ha demostrado amplio, condicionando el debate en el Consejo de Ministros para ampliar el denominado ‘escudo social’ y acelerar medidas como el ingreso mínimo vital.