“El mesías de la manzana” por @NoelValderrama

Hay seres que nacen como hombres, pero durante el transcurso de su vida, alcanzan los cielos y se convierten en dioses. En la búsqueda de la perfecta sincronía de lo que sueñan hacer y lo que logran, encuentran su propia perfección y enceguecen con su luz a quienes los rodean.

Así, pasó con Alejandro Magno, Mahatma Gandhi, Lorenzo Mendoza, John Lennon, etc. Son líderes que contagian con su visión y muestran el camino tan claramente que aunque nadie lo vea, deciden apoyar esa idea. Más que superhombres, son dioses sobre la tierra.

Steve Jobs, es como uno de esos grandes hombres que sin esperar morir encontró a millones que estuvieron dispuestos a seguir sus ideas, revolucionarias, innovadoras, a veces descabelladas y sin sentido, pero lo suficientemente llenas de brillantez, como para conseguir creyentes. Desde que salió la primera Macintosh, por allá en el año 1984, la vida de Steve Jobs, estuvo íntimamente ligada a la de la empresa Apple, no sólo por ser cofundador de la “manzana” sino también porque creó una religión dentro del mundo de la informática.

Jobs, se convirtió en el hombre más revolucionario, creativo e innovador que se haya conocido en el mundo tecnológico. Sus visiones, eran las de un iluminado que bajaba de la montaña para decirles a todos lo que había visto. Tal vez no un árbol en llamas, ni un ángel, pero estamos seguros que algo divino tuvo que ver con sus visiones.

La salida en el año 1985 de la empresa que fundó, fue parte de esas cosas que están predestinadas a ocurrir porque “así lo dicen las escrituras”.

Porque esa salida le permitió a Jobs, comprar Pixar y crear todas las películas con las que nos ha maravillado, desde “Toy Story”, hasta la inigualable “Up”. Apple, estancado durante toda la década de los 90, decide traer nuevamente a Jobs al rescate.

Lo siguiente, fue la sucesión de productos exitosos y “mágicos” nunca antes visto en la historia de la humanidad desde los milagros de Jesucristo.
En el año 1998 Jobs mostraba la computadora más revolucionaria, tanto estéticamente como funcional, revolucionando el mercado tecnológico. Jobs, apenas mostraba parte de lo que vendría.

Año 2001, se lanza el aparato más exitoso, revolucionario e innovador de la historia, el “iPod” y luego sus sustitutos con mejoras. Más de 300 millones de unidades vendidas respaldan su éxito.

Durante toda la década pasada, Jobs se dedicó a soñar y crear. Sus invenciones pusieron el mundo en nuestra mano. Y así vendrían “iTunes Store”, “Macbook”, “App Store” y el revolucionario “iPhone” que elevaron la capacidad creativa de Jobs, a niveles supremos. Pero el genio de la “manzana” aún tendría un “as” bajo la manga: las tabletas “iPad” y “iPad 2”.

Fue tal su genio que cuando supo que su adiós tenía fecha y hora, no sólo buscó planificar su partida sino también preparar al mundo para su ausencia. Así, dejó legado, nombró a su sucesor, escribió su biografía y se separó del cargo.

Los líderes visionarios, los verdaderos líderes que brillan con luz propia, saben que cuando sus días están contados, tienen ventaja sobre los demás porque pueden despedirse de todos preparándonos para su ausencia.

Sin embargo, a pesar de su planificación, quedó pendiente con algo: el lanzamiento de su “iPhone 5”. Sabemos que no habrá otro Steve Jobs, pero eso no debe evitar que sigamos soñando ni que no podamos creer en la magia.

A Jobs le extrañaremos mucho. Esa aura que le rodeaba cada vez que presentaba una innovación desapareció, pero estamos seguros de que su inspiración no morirá jamás.

Noel Valderrama

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