De los más de 6.000 trabajadores muertos que calcula Amnistía Internacional, Qatar solo reconoce 39. El sistema de trabajo ata a los migrantes a sus empleadores: les confiscan los pasaportes y no pueden cambiar de empresa sin su permiso. Asi lo destaca lasexta.com
De los 6.500 trabajadores muertos en Qatar desde que se le adjudicara la organización del Mundial para este año, de acuerdo con las cifras de Amnistía Internacional, las autoridades qataríes solo reconocen 39.
«Lo encontraron después de cuatro días. Su cuerpo no estaba en condiciones de ser repatriado. No lo vi. Lo enterraron allí», relata, en declaraciones a la ONG, Mairul, viuda de uno de los trabajadores que han fallecido en las obras del Mundial.
El director de Amnistía Internacional en España, Esteban Beltrán, explica las razones: «Al contrario que en otros países, donde ya existía una infraestructura para el fútbol, esta se ha construido en los últimos diez años. Por lo tanto, han muerto muchísimos trabajadores migrantes construyendo los estadios».
En muchas ocasiones, los trabajos en la obra suponía hacer frente a temperaturas superiores a 50 ºC. La mayoría de las muertes, dicen las autoridades qataríes, se deben a «causas naturales».
«Estos trabajadores han tenido que pasar un control obligatorio de salud para certificar que estaban en buenas condiciones para trabajar», sostiene Natalia Queralt, analista de El Orden Mundial, que subraya: «El Gobierno no ha investigado estas muertes».
A eso se suman las condiciones infrahumanas en las que viven muchos de estos trabajadores. Barracones donde viven hacinados, sin agua y con poca comida.
Laxman cuenta que le pedían que levantara piedras de hasta 60 kilos. «No me puedo levantar después de sentarme. Nos obligaban a hacer trabajos intensivos y ni nos pagaban».
El principal problema es el sistema de empleo propio de los países de la zona: kafala. Los migrantes, que representan el 90% de los trabajadores en Qatar, vienen patrocinados por las empresas. Una forma de esclavitud moderna, según varias organizaciones.
«Ata, literalmente, a los migrantes en Qatar a su empleador», explica Moussa Bourekba, investigador principal del Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB). «Ven el pasaporte confiscado, el empleador decide la entrada y salida del país, no suelen tener libertad sindical ni protección social, no pueden cambiar de trabajo sin el acuerdo previo de su empleador…», abunda.
Qatar introdujo reformas en 2020: un salario mínimo y la prohibición de trabajar en la calle durante el calor veraniego. El kafala, dicen, ya no existe… Algo que desmiente la comunidad internacional.