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Los aviones no tripulados, los drones, se han convertido en perfectas máquinas de matar.
Las cifras son inquietantes: en lo que va de año, en ocho días, los drones del ejército estadounidense han asesinado a 35 personas en Pakistán en un total de seis ataques. Algunos eran supuestos terroristas, otros, simplemente no se sabe.
A través de este artículo de Wired, podemos conocer mejor cómo funciona la maquinaria de los drones y su efectividad. EE.UU. los está utilizando muy activamente en Pakistán, donde realizó con ellos un total de 43 ataques en 2012. En lo que va de año, sin embargo, ya han habido ocho, un incremento significativo respecto a las mismas fechas del año anterior.
Los objetivos de estos ataques son presuntos terroristas, en muchos casos ligados a Al-Qaeda. Pero por cada terrorista eliminado, se incurren en múltiples muertes.
En una de las operaciones recientes, el sospechoso de colaboración con Al-Qaeda fue asesinado por un ataque de un drone, pero también murieron siete personas más alrededor de las que se desconoce su identidad (¿civiles?). Otras tres resultaron heridas. Y así en casi todas las intervenciones de este tipo.
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Lo incomprensible es que la legislación norteamericana permite a la Casa Blanca escoger un objetivo y condenarlo a muerte a través de un ataque con drones si ni siquiera saber su identidad. El Presidente Obama ha otorgado a la CIA el poder de asesinar no solo a sospechosos de terrorismo, también a individuos desconocidos si se cree que pueden estar llevando a cabo alguna actividad militar. Bienvenido al mundo en el que vivimos.