El escándalo de la carne caducada de China hunde las ventas de McDonald’s y KFC

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Tras la leche adulterada y la carne de rata, este nuevo caso vuelve a revelar la creciente inseguridad alimentaria en el país

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El último escándalo alimentario de China, el suministro de carne caducada a gigantes internacionales de la restauración como McDonald’s y KFC, está hundiendo sus ventas en Asia, una región prioritaria para ambas que ya les aporta el 10 por ciento de sus ingresos. Aunque ninguna de las dos compañías ha cuantificado el perjuicio que les está causando, tanto McDonald’s como KFC se han visto seriamente afectadas tras descubrir una televisión de Shanghái que uno de sus proveedores en esta ciudad, Husi, les suministraba carne que ya había cumplido su fecha de caducidad. Desde que su programa fuera emitido el pasado 20 de julio, las acciones de McDonald’s han caído un 5,2 por ciento y las de Yum, propietaria de KFC y Pizza Hut, un 8,6 por ciento.

Con unos 2.000 locales en China, McDonald’s ha reconocido en un comunicado que «sus negocios en China, Japón y otros mercados están experimentando un significativo impacto negativo en los resultados». Como Husi, que pertenece a la multinacional estadounidense de alimentación Grupo OSI, también suministraba la carne de pollo a Japón, la división de McDonald’s en este país ha revisado a la baja sus previsiones de ingresos para este año después de que sus ventas diarias hayan caído entre un 15 y un 20 por ciento. Antes, sus expectativas eran alcanzar un beneficio de 11.700 millones de yenes (85,6 millones de euros) en los 3.100 restaurantes que regenta en el archipiélago nipón. «McDonald’s está tomando las estrategias de recuperación oportunas para recobrar la confianza de nuestros clientes», prometió la compañía.

La firma estadounidense Yum, que es la mayor cadena occidental de restaurantes en China gracias a sus 6.400 locales de KFC y Pizza Hut, también ha reconocido una caída de las ventas en este país, que el año pasado le reportó el 35 por ciento de sus beneficios. Aunque los restaurantes extranjeros suelen gozan de mayor prestigio que los chinos, no es la primera vez que un escándalo de estas características mancha la imagen de KFC. En diciembre de 2013, sus ventas se desplomaron porque otro programa de televisión denunció que algunos de sus suministradores le vendían carne de pollo con exceso de antibióticos. KFC, que tiene pendientes de abrir otros 700 restaurantes este año, prescindió de un millar de pequeños proveedores para mejorar su reputación, que comenzaba a remontar el vuelo justo ahora, cuando se ha visto salpicada por este nuevo escándalo alimentario.

Hay cinco ejecutivos de Husi detenidos

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En la investigación abierta tras las acusaciones vertidas por la cadena Dragon TV de Shanghái,han sido detenidos cinco ejecutivos de Husi, que también era proveedor de otras importantes cadenas como Starbucks, Burger King, Papa John’s y Dico’s.Además, la Policía se ha incautado en su planta de Shanghái de 160 toneladas de carne cruda y 1.100 toneladas de alimentos ya procesados. Según informa la agencia estatal de noticias Xinhua, el director de calidad de la fábrica,Zhang Hui, confesó ante los investigadores que «la carne había sido procesada con la aprobación tácita de los responsables de la compañía» y que ésta «venía llevando a cabo dichas malas prácticas durante años».

«Disculpas sinceras a nuestros clientes»

Desde la firma matriz en EE.UU., el presidente del Grupo OSI,Sheldon Lavin, no ha tratado «de defender ni explicar lo ocurrido en Husi Shanghái porque es completamente inaceptable». Además de pedir «sinceras disculpas a todos nuestros clientes en China», señaló en un comunicado que «asumiremos la responsabilidad de estos errores, y nos aseguraremos de que nunca vuelven a ocurrir».

Pero OSI, que tiene más de 50 plantas procesadoras por todo el mundo, insistió en que ninguna de las demás se había visto implicada en el escándalo. OSI, que fue fundada como una empresa familiar de carne en 1909, despegó en los años 50 cuando empezó a suministrarle ternera a McDonald’s, creciendo a medida que esta cadena se expandía por todo el planeta. Aunque OSI no desvela sus ingresos, algunos consultores independientes calculan que el año pasado facturó unos 6.130 millones de dólares (4.500 millones de euros).

Este nuevo caso vuelve a poner en evidencia la creciente inseguridad alimentaria en China, golpeada durante los últimos años por constantes fraudes contra la salud pública. El más grave, que estalló justo después de los Juegos Olímpicos en 2008, costó la vida a seis bebés y afectó a otros 300.000 por culpa del uso generalizado de un componente químico, la melamina, en la industria láctea. El año pasado, y tras una operación policial de tres meses, cientos de personas fueron detenidas por vender carne de rata como si fuera cordero. Y, a principios de este año, la cadena estadounidense de supermercados Walmart reforzó las inspecciones sobre sus proveedores chinos después de que le vendieran carne de zorro como si fuera burro. Como consecuencia de todos estos episodios, entre los consumidores chinos ha cundido la desconfianza general.

Fuente [Abc.es]

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