«El encanto de Las Tetas», por @glimargica

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Gliceria Gil @glimargicaDejando de lado las incomodidades que nos causan los diferentes medios de transporte, es siempre grato viajar a la isla de Margarita donde se pueden pasar verdaderos momentos de relax y esparcimiento.

Nuestra hermosa Isla de las Perlas ofrece cantidades de parajes exóticos y bellos aún cuando generalmente los turistas acuden a los lugares más publicitados, desconociendo la existencia de otros tantos que les pueden brindar paz y gozo sin costo monetario alguno.

Uno de estos lugares se consigue en la planicie costera sur, en la vía que lleva desde Las Hernández hacia Boca de Río, La Restinga y Macanao. Al pasar la población de Santa María vaya fijándose a la izquierda de la ruta donde se encontrará con dos cerros que desde lejos parecieran estar unidos, pero de frente se nota la distancia que hay entre ellos.

Estos cerros de aproximadamente 135 metros de altura, que en su cima uno es redondeado y el otro un poco más achatado, son conocidos como Las Tetas de María Guevara por su forma que asemeja los senos de una mujer y fueron declarados Parque Nacional el 27 de febrero de 1.974.

La tradición oral cuenta que María Guevara fue una hermosa mestiza quien luchó en la guerra de la independencia y que a su muerte se levantaron sobre su tumba esos dos montículos.

Este monumento natural incluye en su interior tres lagunas costeras rodeadas de manglares conocidas como Boca de Palo, Laguna de Raya y Laguna Punta de Piedras. Por ser de naturaleza desértica no hay mucha vida animal, sin embargo se pueden conseguir conejos, lagartijas y culebras.

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Las Tetas, como generalmente se les refiere, pueden ser vistas desde distintos lugares de la geografía neoespartana. Los navegantes cuando vienen en sus embarcaciones marinas y las divisan ya saben que pronto arribarán a tierra firme. Desde La Restinga, La Guardia, Taguantar, Punta de Piedras, a lo lejos, se ven estos dos cerros que constituyen uno de los lugares más emblemáticos de Margarita.

Cuando ande por esos lares, olvídese de los centros comerciales, de la compradera que cada vez se hace más difícil, y si es usted una persona romántica que se encanta con el vuelo de las aves, dese una vuelta por estos paisajes casi vírgenes que se ocultan entre playas y manglares.

Vaya a Laguna de Raya, llegue a la hora que regresan los botes con la pesca del día. Quiere reírse un rato, interactúe con los pobladores del lugar y escuchará los “cachos” de esta gente jocosa y sencilla como todo margariteño.

Por si fuera poco, el espectáculo que nos ofrece el sol en su ocaso, con infinidad de colores que se van degradando pasando por tonos rojizos, anaranjados, rosados, púrpura y hasta casi dorados, es algo digno de presenciar.

La Laguna de Boca de Palo también está rodeada de inmensos manglares, allí se consiguen cangrejos y el caracol burrito. Este es un lugar ideal para ir en grupos y pasar un día maravilloso, incluso haciendo un delicioso sancocho.

Recuerde que en su próximo viaje “antes de llegar a La Restinga … voltee la cara, y verá los cerros que forman Las Tetas de María Guevara”.

Por Gliceria Gil

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