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Guadalupe y Carlos se enviaron besos y emoticones con corazones, durante más de un año de noviazgo, a través de WhatsApp. Cuando él cambio de trabajo los mensajes migraron a peleas interminables, ya que se veían poco, pero texteaban más.
La razón: Carlos aseguraba no recibir todos los mensajes, pese a que el móvil de Guadalupe registraba el doble check; es decir la notificación de que sus textos habían llegado con éxito.
Aunque no hay estudios formales sobre el número de parejas que se han disuelto con el uso constante de WhatsApp, psicólogos coinciden en que entre cinco y siete de cada 10 pacientes que acuden a terapia por problemas de pareja viven el síndrome del doble check, ya que están envueltos en peleas porque uno u otro imagina las peores cosas de su interlocutor cuando no recibe respuesta.
La aplicación llegó a los teléfonos inteligentes hace cuatro años, pero dos después, en 2011, los creadores se vieron en la necesidad de recordar que las notificaciones verdes que emite la app indican dos situaciones: una palomita es señal de que el mensaje se envió, y una más sólo notifica que éste llegó al número de destino, pero no que el usuario lo leyó.
Para el psicoterapeuta existencial, Juan Manuel Castellanos, los pacientes que presentan problemas por el uso de mensajería instantánea ya tienen cuadros depresivos que se agravan durante los malentendidos por escrito con la pareja.
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El psicólogo por la Universidad Iberoamericana agrega que los pacientes migran los problemas a dicho recurso, debido a patrones de inseguridad, baja autoestima o cuadros paranoides.
Guadalupe P., de 30 años, recuerda que los pleitos a través de WhatsApp se dieron desde que descubrió que su novio había tenido una aventura con una secretaria.
“Sé que debí terminar la relación cuando me enteré de su infidelidad, pero lo perdoné porque creí que el amor era más fuerte. Pero de pronto cada vez que le enviaba un mensaje tardaba hasta un día en responder. Eso se me hacía una eternidad porque ya no lo veía mucho”, contó la chica.
La especialista de la Facultad de Psicología de la UNAM, Isabel García, refiere que quienes no reciben respuesta a sus mensajes no resisten la tentación de mandar más y ello les genera estados graves de ansiedad.
Explica que depender del uso de mensajería instantánea para comunicarse con la pareja es un error cuando ya ha habido problemas de desconfianza. Tampoco es adecuado generar altercados, sólo porque la respuesta no llega en cuanto la otra persona lo requiere.
[Fuente: [Publimetro.cl]