Una investigación elaborada por expertos publicada en la revista Science revela que si no se encuentra una vacuna o medicamentos efectivos, las medidas de distanciamiento social para frenar la pandemia podrían prolongarse hasta 2022.
Un bloqueo único no detendrá el nuevo coronavirus y se requerirán repetidos períodos de distanciamiento social en 2022 para evitar que los hospitales de Estados Unidos, explicaron este científicos de Harvard que modelaron la trayectoria de la pandemia. Su estudio, elaborado cuando el país norteamericano lidera el pico mundial de casos de coronavirus -Nueva York se ha convertido en el epicentro del brote con más de 200.000 infectados y más de 10.000 fallecidos-, alerta sobre la posible prolongación de medidas de distanciamiento social hasta 2022 si no se encuentran tratamientos efectivos o una vacuna.
La simulación por computadora del equipo de Harvard, que se publicó en un artículo en la revista Science, asume que la COVID-19 se tornará estacional, como los coronavirus estrechamente relacionados que causan el resfriado común y que se caracterizan por las tasas de transmisión más altas en los meses más fríos. Los autores recalcaron que todavía queda mucha información por saber, incluyendo el nivel de inmunidad adquirido por una infección previa y el tiempo que dura.
“Descubrimos que es probable que las medidas de distanciamiento social en una única ocasión sean insuficientes para mantener la incidencia de SARS-CoV-2 dentro de los límites de la capacidad de atención crítica en los Estados Unidos”, dijo el autor principal Stephen Kissler en una llamada con los periodistas. Esta premisa podría extenderse al resto del mundo, donde una elevada cantidad de países han puesto a su población en cuarentena.
En ausencia de tratamientos y vacunas, deberían existir períodos intermitentes de distanciamiento social, cuya duración e intensidad se relajarían con la disponibilidad de medicación. Así, los hospitales ganarían tiempo para aumentar su capacidad de atención crítica para atender a los casos o posibles rebrotes epidémicos que acontezcan al relajarse las medidas. “Al permitir períodos de transmisión que alcanzan una prevalencia más alta de lo que sería posible, permiten una adquisición acelerada de la inmunidad colectiva”, dijo el coautor Marc Lipsitch. El enfoque debe ser intermitente para construir inmunidad poblacional, algo que no consigue con distanciamiento social sin respiro.
Aunque queda mucho por investigar, los autores tienen claro que el virus llegó para quedarse. El equipo dijo que era muy poco probable que la inmunidad fuera lo suficientemente fuerte y durara lo suficiente como para que el COVID-19 se extinguiera después de una ola inicial, como fue el caso del brote de SARS de 2002-2003. Las pruebas de anticuerpos que acaban de aterrizar en el mercado para evaluar si una persona ha sido infectada previamente serán cruciales para responder estas preguntas vitales sobre la inmunidad. Mientras, se sigue buscando la vacuna.