No me gusta salir en cámara porque me reconocen y siento que me tienen lástima. No me gusta dar lástima, sentenció, luego de abrirse un poco mientras se mantenía sentada en el espaldar de uno de los sofás, en su casa.
Vestía su uniforme de colegio, pantalón y chemise azul (estudia noveno grado) mientras oía a su madre hablar sobre el caso de su papá. Poco a poco fue expresando lo que ella siente. “Si me ven, comparan mis aspectos sociales con mi lado personal en la política y dicen que no me comporto igual en ambas situaciones”.
A Ivana le sucede lo mismo que a María del Pilar de Simonovis: las personas esperan que estén sufriendo y llorando todo el día por la detención de su padre. “Esperan que no haga nada con la vida, que no eche broma con mis amigos. Dicen que me veo triste en la política pero no en los estudios. No hay que mezclar una cosa con la otra”.
En su colegio la situación es distinta. Ha estado allí desde que era pequeña. Asegura que las personas son comprensivas y no la tratan como alguien diferente. Saben que los domingos no está disponible pues visita a su padre Iván en Ramo Verde y no tocan el tema. “Me preguntan de vez en cuando, pero no siempre. No me gusta hablar mucho del tema. Prefiero no pensar mucho en que liberen a mi papá. Ya han sido tantas veces: las tres elecciones, la amnistía, el juicio y la medida humanitaria. Voy llevando la vida al momento”.
La política a Ivana no la ha tratado bien y tal vez eso hizo que ya a punto de elegir una carrera, quiera estar lo más lejos posible de ella. Poco expresiva, comenta que lo único que trae son problemas, pues está llena de muchas malas intenciones.
A pesar de la situación, el esfuerzo que asegura haber puesto Bony Simonovis en la crianza de sus hijos para evitar resentimiento parece haber dado efecto. Ivana no culpa a todo el mundo por la situación de su padre. Estudia con hijos de oficialistas y no los culpa, ni a ellos ni a sus padres, por su situación. “Si te cae bien una persona no debería la ideología política hacerte cambiar de opinión”.
La carta
El día que Ivana Simonovis fue hasta la Vicepresidencia de la República para entregar a Nicolás Maduro una carta pidiendo por la liberación de su padre, se cumplían ocho años de la privación de su libertad. No fue recibida por el vicepresidente y tuvo que dejarla allí. “Estaba en mi cuarto y pensé en escribir una carta y puse todo lo que sentía. Escribí lo mejor que pude”.
Al día siguiente de la entrega Maduro tildó de asesino a Simonovis, lo que para Ivana fue una consecuencia de la carta que escribió. “Yo pienso que sí empeoró la situación, porque no le dieron la medida humanitaria”. También recuerda otras de las consecuencias de su escrito: cientos de insultos que recibió a través de su cuenta de Twitter. Incluso tuvo que cerrarla, pero tras varios meses la abrió nuevamente.
La publicación de la carta conllevó a la creación de Proyectos Cartas de Ivana Simonovis, iniciado por su tía. Distintas personas y artistas grabaron un video en el que cada uno lee un fragmento del texto para demostrar su apoyo. “Su papá y todo el mundo estábamos muy orgullosos de ella”, expresa su madre.
Los planes de Ivana hasta los momentos son irse a estudiar fuera del país y regresar una vez graduada. Desea aprender más sobre la traducción.
Además del parecido físico de Ivana con su padre, Bony de Simonovis agrega que se la lleva muy bien con él y que lo adora. Todos los días se hablan por teléfono. Recientemente el novio de la adolescente ha impulsado los clásicos celos paternos.
Ocho años de tortura
Hoy 22 de noviembre de 2012 se cumplen 8 años de una tortura que parece no acabarse nunca. Desde que tengo 7 años llevo viendo a mi papá de una manera un poco diferente a la de los demás niños, lo veo una vez por semana de 11am a 5pm. Nunca se nos ha ocultado ni a mi hermano ni a mi que mi papá es un héroe, un héroe llamado “preso político”. Ahora tengo casi 16 años, eso significa que más de la mitad de mi vida lo he visto en esas condiciones.
En estos 8 años no solo me ha tocado estar injustamente separada de mi papá, sino también de mi mamá, quien tuvo que asistir durante 3 largos años a un inservible e injusto juicio en la ciudad de Maracay en representación de mi papá, por lo que mi hermano y yo que aún éramos muy pequeños y nos quedábamos al cuidado de mi abuela o tías durante 2 o 3 días a la semana. Pero en esta situación mi papá no es el único preso, todos en mi familia lo estamos con él, todos nuestros planes deben estar organizados de manera que no se pierda el día que tenemos para verlo, ya que él depende de nosotros, le llevamos su comida, ropa, medicinas y lo más importante, cariño y apoyo. Este sería ya el noveno diciembre separados de él, pero es imposible contar la cantidad de celebraciones y eventos únicos e irrepetibles en los que hemos estado sin su presencia física, aunque, como excelente papá y esposo que es, siempre ha estado moralmente con nosotros en lo que le ha sido posible. Como si no fuese suficiente todo esto, en ocasiones nos han prohibido la visita, ese único día que tenemos para abrazarlo y tratar de pasar un buen rato con él por esas 6 horas.
En una oportunidad, la más impactante para mí personalmente, fue siendo yo aún una niña, ese día estuvimos 3 horas parados bajo el sol haciendo cola, cuando finalmente y después de haber subido el Helicoide a pie, nuestra visita duró solo 30 minutos, a lo que yo, que por mi edad no me percataba bien de donde estaba, ni de las consecuencias de mis acciones, grité en todos los pasillos “injusticia”, a lo que cuando ya estaba yéndome, una policía se acercó y me dijo con rencor y rabia: “No vas a volver a ver a tu papá”, y así hubiera sido, pero mi mamá como su abogada y esposa hizo unas diligencias en el Tribunal y no pasó de una semana la prohibición. Pero lo que aún, siendo ya un poco mayor, no entiendo es por qué tanto odio y rencor hacia nosotros. Puede que no sepa ni me interese para nada la política, pero tengo vecinos, amigos y conocidos con ideologías políticas muy diferentes a las mías, y no por eso dejo de tratarlos como seres humanos. Los trato con respeto al igual que ellos a mi y a algunos les tengo mucho cariño. Entonces, por qué si una niña de 15 años como yo puede obviar las diferencias políticas… no podría hacerlo el resto de los venezolanos. ..
Mi mamá varias veces algo muy cierto: “Tenemos más cosas que nos unen, que cosas que nos separan”…
Fuente: lapatilla.com