«Acabo de encontrar harina de maíz, margarina y leche en polvo en este local; pasé casi dos horas haciendo cola para comprar solo dos kilos de cada producto por persona y ahora me sale ir a otro establecimiento para comprar papel, harina de trigo, aceite y azúcar, porque acá no había», comentó Martha Hernández, quien ya estaba pagando en el Central Madeirense de El Marqués.
La señora Hernández señaló que prácticamente dedica un día de la semana a «cazar» los bienes que escasean en los comercios. «Lo peor es que en ningún local me dejan llevar la cantidad de productos que deseo; los venden racionados».
Esta situación se repite cada día en todos los locales que expenden artículos de la cesta básica, y este año las fallas se han acentuado. «En lo que llegan los productos se corre un rumor por toda la zona y en cuestión de unos minutos el establecimiento se llena de gente; todos tratan de llevar la mayor cantidad posible de los bienes que escasean», dijo Zulay Urdaneta, que trabaja en una cadena de supermercado ubicada en La Castellana. «Tenemos que racionar la venta para que los productos rindan un poco; con todo y eso, los artículos apenas duran unos minutos en piso de venta».
Esas ventas racionadas generan molestias en los consumidores, quienes ya se acostumbraron a preguntar en los establecimientos cuántas unidades de cada producto pueden llevar en su compra. De hecho, la semana pasada en varios comercios visitados por El Mundo Economía y Negocios solo permitían llevar dos unidades de cada uno de los artículos que tienen problemas de abastecimiento.
Los bienes que generalmente se llevan racionados en casi todos los expendios son carne, pollo entero, harina de maíz, leche en polvo, aceite vegetal y de maíz, margarina, harina de trigo, papel higiénico y servilletas.
Reacción predecible
Este año ha estado marcado por el desabastecimiento. Según cifras del Banco Central de Venezuela (BCV), entre enero y agosto el indicador ha oscilado entre 19% y 20%, el más alto registrado en más de cinco años.
«En la medida en que se vea un incremento del racionamiento es que hay inventarios bajos», dijo Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, quien añadió que «los comercios se ven obligados a racionar la venta para tratar de mantener las existencias de los productos y no generar crisis de desabastecimiento, que resultan incómodas para los establecimientos».
Explicó que controlan los inventarios para combatir la expectativa negativa que genera en los consumidores el no conseguir los artículos en el anaquel. «Es una incomodidad que provoca expectativas racionales, la gente sabe que hay fallas y trata de comprar todo lo que pueda de ese producto, aunque sea racionado». Agregó que ese comportamiento genera más demanda.
Según León, la venta racionada quebranta el equilibrio de las necesidades de las familias, pues «se presume que todo el mundo tiene la misma demanda y no es lo mismo lo que requiere una familia con hijos que lo que necesita comprar una pareja».
Carrito negociado
«Amigo, ¿usted no va a llevar leche en polvo? ¿Me puede hacer el favor de meter estos dos potes en su carrito? Tome, aquí tiene la plata, está justa». Situaciones como esta son comunes en los supermercados. Los clientes -aunque no se conozcan- negocian entre sí los productos que llevarán en sus respectivos carros.
Otra modalidad para torear el racionamiento es acudir juntos varios miembros de la familia.
El Mundo.-