Incluso si la prisión no parece el lugar más apropiado para ser utilizado como un ejemplo de limpieza e higiene, una de las principales referencias de la higiene, en este caso la dental, fue inventada en la cárcel de Newgate (Inglaterra).
En 1780, después de unos disturbios en las calles, William Addis fue detenido y condenado a prisión, lugar en donde tenía poca cosa para hacer, a excepción de comer y dormir. Addis tuvo bastante tiempo para pensar nuevos maneras de ganarse la vida, hasta que un mañana, después de lavarse la cara, comenzó a limpiarse los dientes y tuvo una idea.
En aquella época, la manera tradicional de limpiarse los dientes era la inventada por Aristóteles, es decir, frotar los dientes con un paño de lino con sal, cenizas u otra sustancia, el caso es que la prisión no era el lugar idóneo para conseguir trapos limpios, por lo que decidió buscar un sustituto más higiénico.
Cierto día guardó un hueso de la cena y con un pequeño soborno para uno de los guardias, consiguió algunas cerdas que fueron transformas en pequeños grupos y luego pegados en los agujeros que había hecho en el hueso. Así nació el primer cepillo de dientes tal cual como lo conocemos hoy en día.
Tan pronto salió de la cárcel, fundó la compañía ADDIS, que todavía existe en la actualidad, y comenzó a vender cepillos de dientes. Su éxito fue inmediato, y por supuesto, se hizo millonario.
[Fuente: RinconAbstracto]