Escribo estas líneas en las primeras horas de la mañana del sábado 15 de diciembre, a pocas horas de que comiencen las elecciones regionales del 16 de diciembre. Estos comicios, marcados como siempre por el ventajismo y el abuso de poder que ya es característico en esta revolución, tendrán una particularidad que las convertirá en un evento histórico: serán las primeras elecciones, desde 1998, en las que el presidente Hugo Chávez Frías no votará.
Como se sabe, el primer mandatario nacional se encuentra convaleciente en Cuba, sometido a un proceso post operatorio que lo mantendrá alejado un buen tiempo de su país, y que podría, incluso, impedirle estar en el acto de toma de posesión previsto para el 10 de enero de 2013. Chávez tendrá que conformarse con ver el proceso electoral de este domingo a través de la televisión por cable.
Mientras el Jefe de Estado está en Cuba, el chavismo sin Chávez cobra fuerza. Las pugnas intestinas dentro del oficialismo, por el control del poder ha desatado una cacería de brujas impresionante. Las dos alas del oficialismo, la militar y la civil, pujan por ver quién se queda con el coroto. Para nadie es un secreto que a Diosdado Cabello no le gustó mucho la designación de Nicolas Maduro primero como vicepresidente y luego como sucesor. Cabello siempre ha tenido aspiraciones presidenciales y ese sueño no se lo va a quitar nadie.
Ahora bien: cómo repercutirá en el oficialismo la ausencia de Chávez este domingo 16 de diciembre? Hay dos teorías: la primera, señala que el oficialismo, convertirá el dolor y la angustia que siente por la enfermedad del Presidente en un motivo para salir a votar y respaldar a sus candidatos. Un documento confidencial dado a conocer esta semana, elaborado por el Comando de Campaña del PSUV, da cuenta precisamente de esa estrategia: transformar el dolor en votos. Los estrategas del oficialismo creen que es posible utilizar el dolor y la angustia como instrumento para captar electores. Eso explica el por qué los medios de comunicación al servicio del PSUV han utilizado y explotado hasta el cansancio el tema de la enfermedad presidencial.
La segunda teoría, es totalmente contraria a la primera. El chavismo, que sólo se mueve por Chávez, no está muy convencido de participar en estas elecciones regionales por la sencilla razón de que no se siente
motivado por los candidatos oficialistas, la mayoría de los cuales fueron designados a dedo, causando pugnas internas y divisiones en la mayoría de las regiones del país. Esta teoría sostiene, que en las filas del chavismo, la gente tiene perfectamente claro que una cosa es Chávez y otra cosa son los dirigentes del PSUV. Cuando se trata de Chávez, los votos se consiguen hasta debajo de las piedras. Pero cuando Chávez no está la cosa es diferente.
Muchos candidatos del PSUV saben que la campaña habría sido distinta si Chávez hubiese recorrido los estados y los municipios pidiendo el voto por ellos. La mayoría de esos candidatos están conscientes de que
si no hubiera sido por Chávez, jamás habrían podido ser candidatos y mucho menos gobernadores en sus estados. La ausencia de Chávez, por tanto, es una debilidad para los candidatos oficialistas quienes han tenido que apelar a cualquier cosa para tratar de motivar y estimular a sus electores.
Contrariamente a lo que ha sucedido en elecciones anteriores, en los comicios de este domingo 16 de diciembre, la abstención no solamente es un problema para la oposición, sino también para el oficialismo. Algunos opositores se abstendrán — grave error — porque todavía no se han repuesto de la derrota sufrida el 7 de octubre. Pero muchos oficialistas también se abstendrán porque Chávez no está aquí y quien
los motiva y los saca de sus casas a votar es Chávez.
En mi humilde opinión, la ausencia del Presidente Chávez en los comicios de este domingo es una ventaja comparativa para los demócratas y una gran desventaja para los oficialistas. En la medida en que las fuerzas democráticas entiendan y sepan usar esa desventaja del oficialismo, el resultado en muchos estados puede ser favorable a la democracia y perjudicial para el comunismo.
Hay que hacerle entender a la gente, sobre todo a los oficialistas, que en estas elecciones no está en juego el futuro político de Chávez. Chávez ya ganó el 7 de octubre, y si logra recuperarse satisfactoriamente de su enfermedad, podrá continuar en el poder, tal cual como lo establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, hasta el año 2019.
Lo que está en juego en este proceso es la descentralización. Lo que nos jugamos este domingo es la vigencia de las Gobernaciones, los Consejos Legislativos, las Alcaldías y los Consejos Municipales. En el
proyecto político del Presidente Chávez, todas esas instituciones serán eliminadas y sustituidas por las comunas.
Tenemos en nuestras manos la posibilidad de construir juntos un gran muro de contención para impedir que el comunismo se instaure en Venezuela. No la desperdiciemos.
Por Gustavo Azocar Alcalá / @GustavoAzocarA