Estimado Ni Ni:
Yo no sé si a esta hora, cuando apenas faltan 8 días para las elecciones del 16 de diciembre, tu todavía estás pensando si vas a votar o no. Quiero creer que a estas alturas del partido, cuando ya estamos en el noveno inning, con dos outs, 2 strikes, 3 bolas y las bases llenas, tú ya has tomado la sabia de decisión de dar el batazo que nos permita por lo menos empatar el juego.
Los Ni Ni son una rara especie en la política venezolana, que aparecen en cada proceso electoral y que tienen un peso específico y determinante, pues son capaces de darle vuelta a la tortilla en el momento indicado.
Puedo estar equivocado, pero siempre he creído, que en el caso venezolano, los Ni Ni son más de la oposición que del oficialismo. Son gente que nunca ha creído en Chávez, pero que al mismo tiempo, tienen profundas reservas hacia los sectores democráticos, porque consideran que quienes estamos alineados con la Mesa de la Unidad, no hemos hecho lo suficiente para ganarnos su confianza y su voto.
A esos Ni Ni, que todavía no han decidido si ir a votar o no el 16 de diciembre, les quiero ofrecer las razones por las cuales voy a votar en las próximas elecciones. Espero hacerlos entender la importancia de este proceso electoral y convencerlos de que no se queden en sus casas ese día tan crucial para la democracia venezolana y para el futuro inmediato de este país.
Voy a votar el 16 de diciembre porque no quiero que mi estado caiga en manos del comunismo. Me niego rotundamente a que mi región sea tirada por el barranco de las comunas y del socialismo trasnochado que sólo ha traído hambre, pobreza, corrupción, desaliento y desesperanza a millones de venezolanos. Si Chávez gana la mayoría de las gobernaciones el 16 de diciembre, tendrá un cheque en blanco para imponer el mal llamado “estado comunal”. Será la muerte de las gobernaciones y la desaparición de las alcaldías y concejos municipales.
Estoy seguro de que la única forma de impedir que en Venezuela se instaure ese arroz con tamarindo que llaman el “estado comunal” es votando a favor de los candidatos de la democracia, para que desde las gobernaciones y consejos legislativos se pueda conformar un gran muro de contención que le haga contrapeso al gobierno nacional y evite la instrumentación de las comunas y del trueque.
Voy a votar el 16 de diciembre porque estoy convencido de que la abstención no resuelve absolutamente nada. Abstenerse es hacerle el favor al oficialismo. Abstenerse es entregarle mi estado en bandeja de
plata a quienes durante 8 años, durante el gobierno de Ronald Blanco La Cruz, acabaron con esta región, sembrando pobreza, destruyendo la propiedad privada y llevando a la cárcel a decenas de presos políticos
cuyo único delito fue disentir del gobierno.
No estoy feliz con el resultado del 7 de octubre. Me dolió en el alma que Henrique Capriles no ganara las elecciones. Tengo la certeza de que el CNE no jugó limpio, de que hubo gato enmochilao, sobre todo con
el manejo de la cedulación y la entrega indiscriminada de centenares de miles de cédulas de identidad a ciudadanos extranjeros que vinieron al país expresamente a votar por Chávez. Pero a pesar de eso, estoy
convencido de que la abstención no es el camino. Abstenerse sólo le facilita las cosas al comunismo. Por eso voy a votar con toda mi familia.
Voy a votar el 16 de diciembre porque a pesar de que no confio en el Consejo Nacional Electoral, y pese a que se que en ese organismo hay 4 rectoras que están abiertamente parcializadas a favor del oficialismo,
quiero demostrarles que la fuerza y el poder de mi voto siguen intactos y que no importa cuantas tracalerías hagan, jamás podrán evitar que yo siga votando a favor de los candidatos de la democracia y la libertad. A pesar de que no son candidatas a nada, ese día votaré contra Tibisay Lucena, Socorro Hernández, Sandra Oblitas y Tania Damelio. Mi voto será una manera de decirle a esas rectoras que hagan lo que hagan, jamás podrán contra mi férrea voluntad de defender la democracia.
Voy a votar porque no permitiré que mi estado sea gobernado por un paracaidista como Vielma Mora. No puedo permitir que el Táchira, tierra de libertades, sea gobernado por una persona que no sabe que el
Santo Cristo es de La Grita y no de La Fría. No permitiré que el Táchira sea gobernado por un Capitán que piensa que mi estado tiene fronteras con Brasil. Haré todo cuanto esté a mi alcance para evitar que el Táchira caiga en manos de un “gerente” cuya mayor proeza fue clausurar centenares de miles de empresas en todo el país, dejando a cientos de empresarios en la bancarrota y a miles de trabajadores sin empleo.
Estimado Ni Ni, el 16 de diciembre, Yo si voy a votar. Y espero que tú también lo hagas.
Por Gustavo Azocar Alcalá / @GustavoAzocarA