La condición afecta la coordinación de Peter, hace que su movimiento sea más lento y menos controlado, y le produce dificultades con el equilibrio y para caminar. Uno pensaría que el ballet sería lo último para él.
Pero en los salones de ensayo en el Ballet Nacional de Inglaterra, mientras el pianista toca música de «Cascanueces», él levanta sus brazos, listo para bailar. Así lo reseñó bbc.co.uk
Ahora asiste a clases de ballet semanales, enfocadas específicamente a gente que vive con la enfermedad de Parkinson para ayudarlos con el equilibrio y la coordinación; y en el proceso ha encontrado una nueva forma de expresarse.
«Los ejercicios físicos son justamente eso, pero la música agrega una nueva dimensión a lo que estamos haciendo», dijo.
«Estamos tratando de expresarnos, no sólo en la danza, sino respondiendo a la música. Y encuentro eso bastante absorbente».
Expresión corporal
Descubrir modos de expresión es especialmente importante para quienes viven con Parkinson, porque muchos de sus síntomas dificultan la comunicación. Las formas de arte expresivo como la danza podrían ofrecer una renovada esperanza.
Las clases semanales de Danza por Parkinson son manejadas por el Ballet Nacional de Inglaterra.
La enfermedad de Parkinson
La enfermedad de Parkinson es una condición neurológica progresiva causada por una deficiencia de dopamina.
Su nombre proviene del doctor James Parkinson, un médico que publicó «Un ensayo sobre la parálisis agitante» en 1817.
Los principales síntomas son temblor, rigidez y lentitud de movimientos.
Los medicamentos, terapias y ocasional cirugía pueden ayudar a controlar los síntomas, pero sólo durante periodos de tiempo limitados.
Actualmente no hay cura para la enfermedad de Parkinson y no está claro por qué algunas personas la contraen y otras no.
«Después de la clase uno se siente mejor de varias maneras diferentes», afirma Peter.
«Primero, está la parte puramente física: haces algo de ejercicio, a veces muy vigoroso, para aflojar los músculos y mejorar el tono».
«Después viene la música: tienes una hora de música muy bella, y eso añade esta dimensión emocional. Y además está la parte social: la taza de té después de clase».
Investigadores de la Universidad de Roehampton, encabezados por la doctora Sara Houston, están midiendo los cambios observados en el bienestar físico y emocional de los pacientes.
El estudio, que se extenderá dos años más, monitorea los cambios en el equilibrio y la estabilidad de los pacientes, y también los entrevista acerca de sus experiencias.
«Estamos examinando la experiencia que algunas personas con Parkinson podrían tener bailando», dijo Houston a la BBC.
«Esa experiencia abarca cambios en lo físico, así como en las percepciones de lo que la gente puede hacer, su salud y bienestar».
Límites en medicamentos
No hay cura para la enfermedad de Parkinson, aunque con medicamentos se pueden aliviar los síntomas a corto plazo.
Sin embargo, los tratamientos con drogas pierden efectividad después de sólo unos años, dejando a los pacientes lidiando lo mejor que pueden con síntomas cada vez peores.
Se espera que los beneficios vistos en las clases de ballet ayudarán a retardar el inevitable deterioro que enfrentan los pacientes.
Danielle Jones es la bailarina principal en Danza por Parkinson. Ayudó a desarrollar el programa y ahora enseña en las clases.
«No es como la terapia física, sino sobre ser creativos y expresivos con el movimiento. Tratamos de mejorar una sensación de flujo, de gracia y, lo más importante, de libertad», comentó.
«Lo que noto en los participantes es su confianza para creer en ellos mismos como seres que se mueven, como bailarines: para entender que son capaces de estas cosas.
«Son capaces de correr riesgos (en sus movimientos) y de hacerlo de un modo creativo y expresivo».
Hallar medios de expresión puede ser un desafío particular para pacientes con Parkinson. La enfermedad afecta a entre siete y diez millones de personas en todo el mundo y la investigación sugiere que más de tres cuartas partes tienen dificultades con el habla y la voz.
«Tienen dificultad para expresarse en varios sentidos», dijo Houston.
«Primero, a través del habla, que debido a Parkinson suele arrastrar las palabras o disminuir su intensidad.
«Y también debido a la rigidez y lentitud de los músculos, las expresiones faciales no funcionan tan bien, de manera que suele ser difícil para los enfermos de Parkinson comunicarse y, a través de la comunicación, expresarse».
Y las clases de Danza por Parkinson podrían ofrecer una salida para que los pacientes enfrenten esas dificultades.
La investigación de Houston es reveladora sobre todo lo que la danza tiene que ofrecer más allá del simple ejercicio y movimiento.
«La gente valoriza la danza por sus aportes expresivos. La perciben como algo a través del cual se pueden comunicar.
«Esta dimensión adicional en la danza, que no se consigue a través de otras actividades físicas, el elemento imaginativo, se convierte en algo muy importante para la gente».
Para Peter, quien siente una predilección por el ballet desde hace más de 40 años, las clases ciertamente parecen tener efectos positivos.
«No me cabe la menor duda de que hacer más ejercicio mejora los síntomas».
«Nunca se van a curar, pero por lo menos no van a empeorar. Y algunos me cuentan que ahora luzco y me comporto mejor que hace tres años».