«El Ejército ha perdido totalmente el control del estado de Borno a manos de los islamistas», confiesan a ABC fuentes militares en la región. Un nuevo ataque yihadista tiñó ayer de sangre la zona, cuando la población de Nigeria aún no se ha repuesto del último secuestro de ocho niñas en el noreste del país, que se unen a las más de 200 raptadas a mediados de abril y de las que se teme que sean vendidas como esclavas sexuales.
«El Gobierno no está haciendo lo suficiente para liberar a las niñas», destaca a ABC Hadiza Bala Usman, líder de las protestas celebradas en Nigeria bajo el lema «Bring back our girls» (Traed de vuelta a nuestras chicas). El camino para el rescate de las jóvenes, no obstante, parece complicado, a pesar de que Estados Unidos ha mostrado su apoyo a las labores de búsqueda y de que la Policía local ya ofrece más de 200.000 euros por cualquier pista que conduzca a sus secuestradores.
Un rescate difícil, en primer lugar por el complejo entorno natural en el que se mueven los islamistas: el bosque Sambisa, una reserva natural en la frontera entre Nigeria y Camerún, que se a lo largo de más de 60.000 kilómetros cuadrados. Y en segundo término porque Boko Haram no es un grupo uniforme, sino formado por decenas de subcomandos entre los que se han dispersado a las jóvenes. Una táctica utilizada a menudo por otras guerrillas como la del Ejército de Resistencia del Señor (LRA) en Uganda. De ahí que fuentes consultadas por ABC teman que se pueda tardar hasta unos diez años en rescatar a las niñas secuestradas. Las intenciones del grupo son claras «Yo he secuestrado a las muchachas (…) Y por Alá que las venderé en el mercado», asegura en un vídeo, Abubakar Shekau, líder de Boko Haram.
Ataque de doce horas
Mientras, la sangre no deja de correr. Entre 200 y 300 personas murieron en el último ataque, perpetrado por presuntos miembros de Boko Haram en la localidad de Gamboru, fronteriza con Camerún, una zona cada vez más bajo control de los yihadistas. El ataque, que ocurrió en la tarde del lunes pero que se dio a conocer ayer, tuvo lugar cuando milicianos comenzaron a disparar contra la multitud que se encontraba en un mercado local y a la que mantuvieron en asedio durante doce horas. Las muertes fueron confirmadas por Ahmed Zannah, senador regional.
La peculiaridad del denunciante demuestra lo intrincado del proceso que atraviesa el estado nigeriano de Borno. A finales de 2012, Shuaibu Bama, por entonces uno de los principales «capos» de Boko Haram, era detenido en la residencia del citado senador. La captura despertó una oleada de suspicacias sobre el presunto apoyo de Zannah al grupo islamista, así como agrias acusaciones entre el político y el exgobernador de Borno, Ali Modu Sheriff, sobre el papel que ambos jugaban en el auge de los integristas.
Fuentes militares del Borno confirman a ABC que, a menos que se ataque de frente a los socios financieros de Boko Haram, la batalla frente al grupo terrorista ya puede darse por perdida política y militarmente.
La escalada bélica parece dar la razón a este análisis. El reciente ataque en Gamboru se produce solo tres semanas después del secuestro de 200 estudiantes en un internado de Nigeria y cuando la noticia del nuevo rapto de otras ocho niñas, también en el Estado de Borno, apenas comenzaba a causar escándalo en los medios.
[Fuente: abc.es]