Gran polémica causaron los pendones que aparecieron en Caracas el pasado viernes 25 de mayo con la imagen del Presidente de la Asamblea Nacional (AN), Diosdado Cabello lanzándose para la presidencia de la república. Aquella aseveración de “Diosdado Presidente” conmocionó a la opinión pública, a través de los diferentes medios de comunicación tradicionales y los medios alternativos como páginas web, twitter y facebook, se desató la eufórica red de comentarios, tesis, puntualizaciones y lucubraciones de ambos lado de la acera política nacional para darle explicación a ese suceso tan inesperado y tan instigador a “malos pensamientos”.
Los oficialistas empezaron a decir que era una táctica opositora para tratar de dividir al “chavismo”, también insinuaron que los integrantes del Comando Venezuela tan solo deseaban a través de la guerra sucia confundir a los militantes de la revolución y crear un clima de desasosiego entre las filas de los defensores del Gobierno, mientras que entre los representantes de la alternativa democrática se escucharon otras argumentaciones como la de afirmar que los aludidos pendones era un nuevo pote de humo que el oficialismo lanzaba a la calle para tratar de desviar la atención de la opinión pública de lo que en verdad interesa como es la discusión de los problemas sociales que se viven en la nación.
Las visiones mencionadas sólo reflejan las condiciones de división de la república, ambos lados en una frenética lucha los lleva a acusarse mutuamente de ese peculiar episodio que se suma a tantos otros que hemos visto a lo largo de estos años de quehacer político en Venezuela. En la humilde de opinión de éste su servidor es que el Gobierno sólo lanzó un globo de ensayo para conocer la reacción de las bases del oficialismo, pretendió a través de esta “jugada” mejorar la imagen de Cabello ante las bases rojas rojitas para que se posicione mejor en las encuestas entre los chavistas. Este asomo candidatural de Diosdado es previendo que el máximo jerarca de los llamados revolucionario tengan que ausentarse de la vida pública y electoral.
Para defender más esta tesis les plasmaré otros puntos que engrosan este pensamiento: Diosdado no se mostró enfurecido ante con los pendones, más bien tuvo una actitud dura pero no inflexible, reiteró su lealtad al jefe mayor, pero no cerró nunca la puerta a una elección presidencial ni ahora ni más adelante. También debemos recordar que el presidente del parlamento se ha apartado notoriamente de su cargo en el ente legislador, ¿será que desea acostumbrar al pueblo y a la dirigencia política verlo fuera del espacio parlamentario y más en el ejecutivo-político-partidista?.
Es interesante saber cuál ha sido la reacción puntualizada de las bases del oficialismo, no del hecho de los pendones que pudieran ser potes de humo, globos de ensayo o guerra sucia, sino de la visión que poseen del liderazgo dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela y cómo las bases rojas rojitas evalúan a los llamados hombres fuertes de la revolución.
Amanecerá y veremos.
Por: José Dionisio Solórzano / @jdsolorzano