Morel Rodríguez advirtió el pasado jueves sobre los altos índices de desempleo que se están registrando en Nueva Esparta, y cuando el periodista le preguntó si manejaba cifras que soportaran su afirmación señaló ejemplos gráficos, contundentes, que están a la vista de todo el mundo: el sector construcción esta semiparalizado, los inversionistas y empresarios están atemorizados por las expropiaciones o cualquier otra medida del régimen que pueda afectar sus intereses y como el dinero es cobarde huye ante cualquier posibilidad de riesgo.
Estudios preliminares de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), indican que aun cuando el Gobierno no está preocupado por una subida de la desocupación, para este año la tasa en Venezuela está por encima del promedio latinoamericano.
Y agrega el informe: “Para el primer trimestre de este año el país registraba un desempleo de 9,2%, mientras que el nivel regional era de 7,4%”. Otro hecho preocupante es que en el año los salarios se vieron seriamente afectados por un repunte de la inflación y en especial ante el aumento de los precios de los alimentos.
En los barrios de Caracas y otras ciudades del país la gente está más preocupada por el desempleo que por la inseguridad, flagelo con el que ya se acostumbró a vivir.
El gobernador de Nueva Esparta lanzó su alerta en el barrio Ciudad Cartón, mientras supervisaba la marcha del programa social “Cesta Alimentaria” que este año distribuyó unas 300 mil canastas con los productos de mayor consumo por parte de los sectores populares de la región. Un verdadero paliativo que contribuye además a contrarrestar los índices de desnutrición.
La denuncia de Morel debe ser tomada en cuenta en momentos cuando el país entrará en un año electoral y los ciudadanos tendrán la posibilidad de decidir entre democracia y comunismo, este último culpable de generar pobreza y desesperación en todos los sectores.
El desempleo es una verdadera paradoja en un país que vende el barril petrolero por encima de los cien dólares, pero el exceso de poder y de dinero pueden ser una maldición en manos incompetentes.
Fuente:
Alirio Bolívar