Dengue, chikungunya y fenómeno del Niño juntos, preocupan a Colombia

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Luis Ángel Villar ha dedicado más de 20 años de su carrera como infectólogo e investigador a entender el comportamiento del dengue. Bucaramanga, donde trabaja para la Universidad Industrial de Santander, es uno de los lugares endémicos de Colombia. A pesar de los esfuerzos de sus colegas, de las autoridades sanitarias, de todas las medidas de control, el dengue continúa afectando a miles de colombianos. Las cifras oficiales hablan este año de 53.324 casos en el país y 128 muertos. Ha sido, en pocas palabras, una batalla perdida.

An Aedes albopictus female mosquito feeds on a human blood meal.

Photo by James Gathany, Centers for Disease Control and Prevention

Sin embargo, eso no es lo peor. El doctor Villar y sus colegas tienen otros motivos para estar nerviosos. Como ya sucedió con el dengue hace 50 años, cuando se extendió desde el Sudeste de Asia hasta convertirse en una epidemia en las Américas, ahora otro virus similar está instalándose en el continente: el chikungunya.

El virus es de origen africano y lo transmiten los mismos mosquitos del dengue, Aedes aegypti y Aedes albopictus. El nombre proviene de la lengua bantú del pueblo makonde (Tanzania) y se refiere a la postura encorvada que adopta un individuo como consecuencia de los síntomas en las articulaciones que provoca la enfermedad. También produce fiebre alta, dolor de cabeza y dolor muscular. No es tan sencillo distinguirlo de un caso de dengue clásico, salvo por el dolor articular.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha reportado alrededor de 260.000 casos sospechosos de infección por el virus de chikungunya en los países de América desde el mes de diciembre de 2013. Donde mejor han entendido la dimensión de la amenaza que representa este virus para los sistemas de salud, explica la epidemióloga Elsa Rojas de la Universidad Industrial de Santander, ha sido en República Dominicana. Hasta la semana pasada, la cuenta de casos en la isla iba en 193.395. No estar preparados les ha salido caro.

¿Qué va a pasar cuando el virus llegue a Colombia, si acaso no está aquí ya y no ha sido detectado? Nadie lo sabe con exactitud. “Por lo general son epidemias explosivas. Se puede ver semanalmente el crecimiento”, explica el doctor Villar. “En el dengue, de cada diez infectados uno se enferma; en chikungunya la cifra es mayor”.

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Pero ahí no terminan las preocupaciones. ¿Y la combinación de estos dos virus con el fenómeno del Niño? Jaime Castellanos, director del laboratorio de virología de la Universidad El Bosque, explica que durante el fenómeno del Niño cientos de personas se ven obligadas a almacenar agua en albercas y tanques. Esto multiplica los lugares donde se reproduce el mosquito. Durante el Niño de 2010, los casos de dengue en el país escalaron hasta llegar a 157.000.

De acuerdo con estudios conducidos bajo la dirección de Germán Poveda en el Departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, los cambios de temperatura asociados al cambio climático pueden favorecer la reproducción de los mosquitos, además de permitir su expansión a nuevas áreas.

“No hay que ser escandalosos, pero hay que generar una alarma”, dice Villar, quien se reunirá con sus colegas para analizar este y otros temas en un congreso del 11 al 16 de agosto en Bucaramanga.

El viceministro de Salud, Fernando Ruiz, dice que el chikungunya se ha convertido en uno de los puntos de su reunión semanal de vigilancia. Cree que todavía hay tiempo para actuar y tomar las medidas necesarias. “El entrenamiento de los médicos es muy importante porque el diagnóstico inicial es clínico”, responde.

Según el viceministro, la evidencia científica señala que entre los dos virus (dengue y chikungunya) no hay competencia sino coexistencia. Este nuevo escenario será un reto para los sistemas de salud de todo el continente.

Fuente [Americaeconomia.com]

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