La vida de los mil chimpancés que actualmente se utilizan en laboratorios estadounidenses como conejillos de Indias podría dar un giro radical si Estados Unidos decide prohibir su uso en experimentos médicos.
Estados Unidos, el único país del mundo junto a Gabón que todavía utiliza oficialmente chimpancés en experimentos médicos, debate estos días si prohibir o no el uso de estos primates en los laboratorios. El Instituto Nacional de Salud (NIH) ha pedido al Instituto de Medicina (IOM) que realice un estudio para determinar si el uso de chimpancés en investigaciones biomédicas y del comportamiento contribuye a lograr avances significativos en materia de sanidad pública. Los resultados del estudio se conocerán a finales de año y entonces se tomará una decisión sobre el futuro de los chimpancés.
Harold Watson, que dirige el programa de investigación con chimpancés del Instituto Nacional de Salud, prefiere no especular sobre el resultado o el impacto del estudio antes de que este esté terminado.
Ocho centros de investigación financiados con dinero federal utilizan actualmente primates tres de ellos, en concreto, chimpancés en investigaciones relacionadas con el sida, la hepatitis, el cáncer, el alzhéimer, el párkinson, la lepra, las enfermedades del corazón y otros problemas de salud humanos, según explica la organización ecologista PETA en su página web. PETA también ha denunciado que el Instituto Nacional de Salud de EEUU utiliza a chimpancés en experimentos de bio-terrorismo.
El debate en EEUU sobre si es o no ético utilizar estos primates en experimentos médicos se intensificó el año pasado a raíz del anuncio por parte del NIH de que iba a trasladar a 186 chimpancés jubilados del centro de investigación en primates Alamogordo de Nuevo México, un lugar de rehabilitación y descanso de primates que han sido usados en experimentos médicos, a un laboratorio de San Antonio (Texas) para su uso en investigaciones sobre la hepatitis C. Esta decisión provocó quejas de políticos y ecologistas, entre ellos el entonces gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, y la primatóloga Jane Goodall.
La idea era trasladar a los chimpancés a pesar de que el presidente George W. Bush firmó en diciembre de 2007 una ley por la cual todos los primates utilizados en experimentos médicos no pueden volver a los laboratorios una vez que los abandonen y hayan sido trasladados a reservas para su recuperación. Ese mismo año, el NIH abandonó la cría de chimpancés destinados a la investigación.
La polémica provocó que el Instituto Nacional de Salud suspendiera el traslado de los chimpancés de Alamogordo. El NIH también encargó en enero al Instituto de Medicina que realizara un estudio sobre la necesidad de usar chimpancés en los laboratorios. A la espera de que se conozcan los resultados del estudio, el NIH anunció que los chimpancés de Alamogordo no se utilizarían en experimentos médicos.
La comunidad científica en Estados Unidos está, sin embargo, dividida sobre el beneficio que aporta para las investigaciones de enfermedades humanas el uso de chimpancés en experimentos médicos. Algunos científicos consideran necesario seguir utilizándolos como modelos en los laboratorios para lograr avances médicos, debido a las similitudes fisiológicas y biológicas entre los chimpancés y los humanos; otros consideran que existen alternativas y que no es ético su uso.
"Mientras que muchos de nosotros pensamos que la ética es una razón suficiente para frenar el uso (de chimpancés en laboratorios) en Estados Unidos, existen evidencias científicas sustanciales e indiscutibles para hacerlo", explica Theodora Capaldo, presidenta de la Sociedad Anti-Vivisección de Nueva Inglaterra (NEAVS, en sus siglas en inglés), organización que tiene un proyecto para la liberación y recuperación de chimpancés de los laboratorios estadounidenses.
Los que abogan por la experimentación con chimpancés recuerdan que fueron claves en el descubrimiento de las vacunas contra la hepatitis A y B y en la carrera espacial. También consideran que es necesario seguir utilizándolos en laboratorios como modelos para lograr avances en los estudios sobre la hepatitis C.
La presidenta de NEAVS, en cambio, considera que "la extrapolación de datos de los chimpancés a los humanos no es ni predecible ni fiable". "Las afirmaciones sobre la utilidad del uso de chimpancés en la investigación sobre la hepatitis C son exageradas", afirma Capaldo, quien recuerda que los chimpancés no han resultado un modelo adecuado para las investigaciones sobre el cáncer ni a la hora de desarrollar una vacuna contra el sida.
Distinto sufrimiento
Los defensores de los derechos de los animales también argumentan que los chimpancés sufren física y psicológicamente cuando son enjaulados, cuando se les inyecta medicamentos, cuando les contagian enfermedades o cuando se les daña el cerebro de forma deliberada en experimentos médicos. "El sufrimiento psicológico y físico de los chimpancés no es ético, es inhumano e indefendible", según la presidenta de NEAVS.
"Los chimpancés utilizados en investigación sufren trastorno de estrés postraumático, depresión y otras enfermedades psicológicas", además de las secuelas físicas que los experimentos les dejan, tal y como han demostrado las autopsias realizadas a estos primates, añade Capaldo.
Por eso, cada vez más voces exigen a Washington que prohíba el uso de chimpancés y que los que se encuentran actualmente enjaulados en laboratorios sean trasladados a santuarios.
Fuente [Público.es]