Datos interesantes sobre quien tiene sexo dónde y por qué

Todos sabemos que parte fundamental del bienestar integral del ser humano es llevar una vida sexual satisfactoria, la salud emocional, física y espiritual van ligadas a la forma en la que experimentamos nuestra sexualidad. Sin embargo, este ejercicio de plenitud sexual está condicionado por nuestra cultura y nuestra educación; parte del autoconocimiento y de la autorrealización humana están dados en la capacidad que tengamos como individuos de superar las represiones propias y colectivas y a la vez templar el bombardeo sexual mediático. No es exagerado decir que es necesaria una ciencia de la alquimia sexual, tanto para sanar como para catalizar las posibilidades de la energía sexual y participar en la misma “energía que creó el universo”, la cual corre por nuestros cuerpos informó pijamasurf.com.

Como es evidente y natural, todos estamos vibrantemente interesados en el sexo: es el mismo magnetismo que atrae a los planetas, por eso hemos recopilado una serie de estudios y encuestas relacionadas a la sexualidad humana y su diversidad. Los resultados son tanto fascinantes como cómicos, como diría Alphonso Lingis ” Orgasmo es el vórtice de la risa generalizada de los cuerpos”.

FRECUENCIA SEXUAL POR PAÍS

Según un sondeo global de la marca de condones Durex, los griegos, cuna del hedonismo, de Dionisio y Afrodita, de los dioses que bajan del cielo a copular con hermosas hembras como Leda, son los que más tienen sexo: el 87% dice hacerlo una vez o más a la semana, con una satisfacción del 51%. Los nigerianos son los más satisfechos con un 67% pese a que son de los que menos lo practican, sólo 53% lo hace una o más veces a la semana. Lo mismo que los estadounidenses, con un 48% en el índice de placer (al parecer el bombardeo mediático no se traduce en la concreción libidinal). Japón es el país más insatisfecho y recatado con solo 34% de frecuencia y 15% de satisfacción.

Nos dice mucho de su forma de ver el mundo que los franceses, con 70% de frecuencia tengan sólo el 25% de satisfacción, tal vez la razón y el exceso analítico impiden el disfrute distendido. Los ingleses son sinceros diciendo que su índice de frecuencia es del 55% una o más veces a la semana, con sólo un 40% de satisfacción.

Otros países: México 71% frecuencia, 63% satisfacción; Rusia 80%, 41% Brasil 82%, 42%; España 72%, 49%.

Evidentemente hay que tomar en cuenta que estas estadísticas también reflejan la idiosincrasia de cada país a la hora de responder a preguntas como estas. El mexicano seguramente no sería tan sincero o pesimista como el japonés.

Carl Latkin et al. (2008): The Durex Sexual Wellbeing Global Survey

2. Los hombres tienen 16% más sexo que las mujeres

Según un estudio de la Universidad de Chicago, los hombres, en promedio, dicen tener sexo 66.5 veces al año, mientras las mujeres 57.2 veces al año. Esto podría obedecer a que los hombres exageran en sus reportes sexuales.

James Davis et al. (2006): American Sexual Behavior: Trends, Socio-Demographic Differences, and Risk Behavior. National Opinion Research Center/University of Chicago General Social Survey Topical Report No.

3. Los judíos y los agnósticos son 20% más activos sexualmente que los cristianos protestantes

Este estudio refleja sólo los hábitos sexuales de Estados Unidos y muestra que los bautistas tienen más sexo que el promedio de EUA. Los luteranos y presbiterianos están debajo del promedio. Según otro estudio, el doble más de mujeres casadas judías tienen sexo entre 3 y 6 veces a la semana con respecto a mujeres casadas de otra religión. Algo que se sospechaba en la adolescencia, que la mujeres judías eran secretamente ardientes.

John Robinson and Godbey, G. (1998): No Sex, Please … We’re College Graduates. American Demographics, 20 (18-23)

Ellen Labinsky et al. (2009): Observant Married Jewish Women and Sexual Life: An Empirical Study. Conversations 5, 37-59 —

4. Los residentes de Miami son más activos sexualmente que los residentes de Minneapolis-St.Paul en un 59%.

Algo que parece evidente, ante el clima y al fanatismo al fitness que existe en Florida. Un estudio de Trojan en Estados Unidos sobre los hábitos sexuales relacionados al clima y otros fenómenos meteorológicos, mostró que en Miami se tiene sexo 102 veces al año en promedio, 85 en Nueva York, 72 en San Francisco, 64 en Minnesota, etc. Además, los vanidosos pero bien entrenados habitantes de Miami reportan las sesiones sexuales más largas con 35 minutos en promedio (al parecer también hacen Kegels en el gym), en Seattle 27′, en Chicago 26′, en Phoenix 25, etc.

Seattle con 75% es la ciudad que más tiene sexo al aire libre, seguida por Denver y Miami; Houston con el 47% es la ciudad que más experimenta tener sexo en la lluvia, una práctica ciertamente interesante para ionizar el cuerpo, fertilidad y kundalini.

Trojan’s Degrees of Pleasure Study (2010)

5. Los afro-americanos tienen 8.2% más sexo que los caucásicos en EUA.

Los afro americanos tienen sexo 65.8 veces al año mientras los caucásicos 60.8 en promedio. El 25% de los hombres afro americanos pasa al menos una hora en un encuentro sexual, comparado con el 19.4% entre blancos y 15.9% entre hispanos. Al parecer los negros practican el good, good lovin y el sweet talking con mayor aplicación. Los blancos tienen más sexo oral y, en alguna áreas de Estados Unidos, los hispanos practican más el sexo anal, tal vez como viejo truco moral de preservar la virginidad.

6. Los fumadores son 10% más activos que los no-fumadores; los bebedores 20% más que los no bebedores.

Y aquellos que fuman y toman son casi 200% más activos sexualmente. Aunque el abuso de estas sustancias seriamente comprometen el buen desempeño sexual: si se trata de llegar al lecho, la desinhibición del alcohol y el flirt del tabaco parecen incrementar las posibilidades. Aunque claro que el fumar y el beber generalmente se da en ámbitos sociales en los que se facilita el intercambio sexual. También, fumar y beber parecen darse en personas que buscan tomar riesgos o que han perdido la conciencia y por eso pueden ser fácilmente convencidos a tener sexo.

John Robinson and Godbey, G. (1998): No Sex, Please … We’re College Graduates. American Demographics, 20 (18-23)

7. Las personas que no van a la iglesia son 31% más activas sexualmente que las que van a la iglesia con regularidad.

Esto lo sabíamos, más allá de que el sexo es sagrado. La iglesia siguiendo la tradición del Vaticano se guarda las “llaves del cielo” para poder ejercer control: una sociedad fuera de contacto con su propio cuerpo-nave-templo es más fácil de pastorear. Este estudio también muestra que las personas muy devotas se masturban menos y casi no usan vibradores. Evidentemente la mayoría de las religiones no están a favor de tener múltiples parejas o de disfrutar del sexo de forma orgíastica.

James Davis et al. (2006): American Sexual Behavior: Trends, Socio-Demographic Differences, and Risk Behavior. National Opinion Research Center/University of Chicago General Social Survey Topical Report No. 25

8. Las personas con una fuerte afición al jazz son 30% más activas que los estadounidenses promedio

Otra que nos suena lógica, después de todo al palabra jazz significa fornicar o follar. Los autores de este estudio no encontraron una relación significativa entre otros géneros musicales y la actividad sexual (ni siquiera el hip-hop con su bombardeo de bombeo, de perras, autos y dinero; lo cual nos parece inteligente (no las perras, los autos y el dinero)). La relación entre el jazz y el sexo es la del placer: la música y el movimiento, más allá de la etimología del slang. Recordamos escenas demenciales eróticas en películas como “Los Highway” de David Lynch: donde el jazz se jumpcutea con el sexo sellando esta analogía. Un poco de verborrea: “Jazz had many names: jabo, jaba, jazpation, jazynco, jazorient, jazanola. Also jazanata, jazarella, jazanjaz, jazology, jazette, jazitis and jazioso”.

Don Hockenbury and Hockenbury, Sandra. Psychology. New York: Worth Publishers, 2010, p. 26

9. Artistas y poetas son hasta 233% más activos sexualmente que las personas que no son artistas y poetas.

Bienvenidos al reino. En la película de “Alphaville”, una sociedad orwelliana había abolido el arte, asesinado a todos los poetas: la tecnocracia. En ese mundo, un detective intergaláctico tuvo que salvar el lenguaje abolido para poder sembrar el erotismo. Un posible entendimiento de este dominio sexual del arte, es que ambos, el sexo y el arte, son contacto con la energía creativa; otra, es la comunicación, para el sexo nada más importante; el artista generalmente sabe seducir, sabe decir, sabe comunicar lo secreto. Además del aura cultural que acompaña a los artistas, especialmente a los músicos.

Daniel Nettle and Clegg, Helen (2005): Schizotypy, Creativity, and Mating Success in Humans. Proceedings of the Royal Society, 273(1586), 611–615

10. Las niñas adolescentes son 6.3 % más activas que los niños

Los chicos las alcanzan después, pero en esas edades la niñas reciben muchas ofertas. Es un poco paradójico que hace edad las niñas aún no llegan generalmente a la plenitud de su deseo, mientras los niños, en amplia efervescencia tienen problemas en llegar a buen cabo. Seguramente esto debería de tomarse en cuenta en un nuevo paradigma.

Danice Eaton et al. (2010): Department of Health and Human Services/Centers for Disease Control and Prevention Youth Risk Behavior Surveillance System, Morbidity and Mortality Weekly Report, 59 (SS5)

11. Las parejas homosexuales masculinas tienen 23% más sexo en sus primeros dos años de pareja que las parejas heterosexuales.

Esto no aplica para parejas lesbianas. Los hombres homosexuales y bisexuales tienen más parejas que los hombres sólo heterosexuales. La mayor promiscuidad de los hombres homosexuales podría tal vez tener que ver con que son dos hombres, mientras que el nivel de deseo (o de expresión de ese deseo) en las mujeres ha sido coartado socioculturalmente.

Benjamin Breyer et al. (2010): The Impact of Sexual Orientation on Sexuality and Sexual Practices in North American Medical Students. Journal of Sexual Medicine, 7 (7), 2,391-2,400

12. Niños cuyos padres les leen menos de una vez a la semana tienen un 33% más de posibilidades de ser activos sexualmente cuando se vuelven adolescente que aquellos cuyos padres les leen por lo menos una vez a la semana.

Este estudio fue realizado por el Institute of Marriage and Family de Canadá, vinculado a un grupo evangélico, por lo cual podría tener un sesgo. Convencer a los padres a que lean la biblia para que sus hijas no tengan sexo precoz. El mismo estudio encontró que las adolescentes cuyos padres beben en exceso tienen un 38% más de posibilidades de ser activas sexualmente.

Peter Jon Mitchell (2009): How Parental Influence Impacts Teen Sexual Activity. Ottawa: Institute of Marriage and Family Canada

13. Los hombres de más de 70 tienen 215% más sexo que las mujeres de más de 70

Esta disparidad tiene que ver con que mucha mujeres viven más que sus parejas. También podría tener que ver con el viagra y con la imagen corporal que genera la menopausia, que disminuye el apetito sexual en algunas mujeres. Los hombres viejos pueden llegar a sentirse atractivos mientras que generalmente las mujeres viejas son percibidad como sexualmente indeseables.

James Davis et al. (2006): American Sexual Behavior: Trends, Socio-Demographic Differences, and Risk Behavior. National Opinion Research Center/University of Chicago General Social Survey Topical Report No. 25

14. Las mujeres consideradas de peso normal, según doctores, tienen 30% más sexo que las mujeres obesas.

Este estudio hecho en Francia también encontró que las mujeres obesas de 17-29 encuentra una pareja sexual por internet tres veces más que las mujeres consideradas de peso “normal”. La razón probablemente tiene que ver tanto con que estas mujeres no son percibidas como atractivas por la mayoría de las personas dentro de un paradigma estético como con su autoestima y su propia percepción, lo cual ciertamente les quita confianza. La confianza, claro está, es la clave para tener relaciones sexuales.

Nathalie Bajos et al. (2010): Sexuality and Obesity, a Gender Perspective. British Medical Journal, 340, c2573