Ahí, la piel abierta, toda purulenta, con sus costras y tal. Pues todavía puede ser más repugnante el hecho de haber sufrido un corte, laceración, erosión y/o raspón si para cubrir y proteger la herida utilizas una de estas curitas absolutamente asquerosas.
Una lombriz que entra y sale de tu piel.
O un cierre metálico cerrando la herida, o unas arañas saliendo de ella. O peor aún, un par de ojos que se asoman desde dentro de tu carne. David Cronemberg también tendría mucho que comentar sobre estos apósitos adhesivos.
Cinco diseños distintos para una caja con 20 curitas que se consiguen en Europa por menos de 3 €, precio que resulta bueno para provocar arcadas a quien mire no ya tu herida sino la curita que la cubre. Ideal para niños que se la dan de malos de todas las edades.
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