Para los monos macacos la vida sexual está regulada por la jerarquía social. Los monos alfa hacen hasta lo imposible para que los otros macacos no tengan sexo entre sí ni o con miembros de myor jerarquía (hembras alfa). El problema de estos monos evidentemente es que viven en la naturaleza y es difícil ocultarse del escrutinio –no existen todavía los hoteles de paso para monos.
Un reciente estudio realizado por la investigadora Anne Overduin de Vries muestra que los macacos evitan tener sexo cuando hay algún otro mono mirándolos –pero rápidamente se aparean cuando no existe otro mono en la costa.
En su investigación con un grupo de 27 macacos cola larga, Overduin de Vries descubrió que los macacos machos irrumpen en la cópula de otros machos y que las hembras hacen lo mismo, buscando impedir la cópula de las otras hembras, en franca competencia. Ambos sexos generalmente se reservan el coito si hay alguien cerca.
La razón por la que los monos tienen sexo cuando están solos parece ser bastante simple: esto incremente la posibilidad de que la cópula pueda realizarse. Este hecho por otro lado permite a algunos monos de menor jerarquía social en ocasiones poder copular con hembras alfa. Curiosamente algo similar ocurre en el caso de los humanos –cuando no existe escrutinio social algunas mujeres, que difícilmente dejarían verse junto a un hombre de una clase social menor o de un perfil físico considerado como inferior, llegan a tener sexo con un hombre no-alfa, por así decirlo.
Todo esto nos hace recordar el libro de mitopoética de Robert Graves, La Diosa Blanca, en el que se señala que para los druidas aquellos animales que no se ocultaban a la hora de copular eran considerados sagrados.