El crowdfunding se ha convertido en un innovador modelo de negocio que permite a cualquiera llevar adelante un proyecto, contando sólo con la buena voluntad de otros. Se trata de la financiación en masa, como se traduce en español, y no es más que una acción colectiva, en la que un grupo hace aportes a los esfuerzos o iniciativas de otras personas u organizaciones.
En un artículo publicado en 2011 por The New York Times, se definió al crowdfunding como «la revolución de dar». Y en realidad, este sistema ha sido revolucionario. Ha cambiado la forma en que un artista da a conocer su trabajo y cómo los emprendedores financian sus negocios, todo esto a través de Internet.
En la industria musical, se podría decir que el pionero del crowdfunding fue la banda Marillion, que en 1997 financió su tour por los Estados Unidos gracias a las donaciones de sus fanáticos. Luego de que el tecladista Mark Kelly posteara un mensaje en la web, explicando que el grupo no daría conciertos en ese país por falta de dinero , la banda de rock progresivo recaudó más de 60.000 dólares. Sus seguidores los volvieron apoyar después comprando por adelantado su siguiente disco, Anoraknophobia (2001), incluso antes de haber sido grabado.
Más reciente es el caso de Amanda Palmer, quien el año pasado recurrió al sitio Kickstarter.com -una de las webs de financiamiento en masa más conocidas-, para obtener fondos que le permitieran producir su disco Theater is Evil. ¿El resultado? 1,2 millones de dólares y un disco terminado y publicado en 2012. Sin embargo, Palmer no pudo escapar de la polémica. Luego de amasar semejante suma de dinero , recurrió nuevamente a Kickstarter para buscar a músicos que tocaran gratis en su gira. Eso la convirtió en objeto de burlas e incluso insultos por parte de algunos en el medio musical.
Iniciativa criolla
Kickstarter sigue siendo una opción para artistas emergentes. Este es el caso de la venezolana Ximena Borges, hija del pintor Jacobo Borges, que esta semana creó su proyecto en el website.
«Es una plataforma increíble que por fin da la libertad a proyectos artísticos de ser totalmente independientes, de contar con sus fans y su público y no sólo con las empresas patrocinantes o disqueras. Y lo genial es que no es una donación de caridad, es un intercambio, un trueque», comenta Borges, quien espera poder cubrir los gastos de diseño, copiado, promoción y distribución de Joyful Noise, su disco de canciones navideñas donde todas las voces y sonidos son hechos por la voz y el cuerpo de Ximena.
Joyful Noise incluye canciones como el clásico «El Tamborilero» interpretado como fusión latin jazz, «Oh Christmas Tree» cantado en alemán al estilo cabaret, «Año Viejo» en son de cumbia colombiana, y el villancico venezolano «Niño Lindo» como un tanguillo español.
Pero el crowdfunding no es una garantía: «Es todo o nada, si no se llega a la meta monetaria el proyecto no se financia», apunta Ximena Borges, quien espera recaudar 10.000 dólares en 30 días.
Otros proyectos criollos buscan apoyos, incluyendo a unos venezolanos que buscan en Estados Unidos recursos para financiar el rodaje de un documental sobre cómo hace un expatriado para instalarse de nuevo en Venezuela.
De fans a inversionistas
ArtistShare es otro sitio web estadounidense de crowdfunding, que permite a los fans financiar proyectos de cientos de artistas a cambio de recompensas, como acceso exclusivo a discos y conciertos. La página fue fundada en 2002 por el músico profesional Brian Camelio y actualmente alberga 10 proyectos de músicos de jazz y otros géneros.
De esta forma, los fanáticos dejan de ser solo espectadores y asumen el rol de inversionistas, financiando el trabajo de sus artistas favoritos. Es decir, no sólo pagan para comprar un producto cultural, sino que además cubren la producción del mismo.
Esto sucedió en el caso de Verónica Mars, la serie de culto protagonizada por Kristen Bell que fue cancelada en 2007. En marzo de este año, el creador Rob Thomas publicó una petición en Kickstarter con la que pretendía recaudar dos millones de dólares para financiar la versión fílmica. Para el cierre del proyecto, el 12 de abril, The Verónica Mars Movie Project había alcanzado la cifra de 5.702.153 de dólares, con 91.585 contribuyentes.
En España, uno de los casos más conocidos de la unión entre el crowdfunding y la industria cinematográfica es el caso de El Cosmonauta (2013), la primera película española en utilizar este método. En Francia, en 2004, los productores galos Guillaume Colboc y Pommeraud Benjamin recaudaron 60.000 euros en tres semanas para el rodaje de su filme Demain la Veille.
Así funciona el trueque
Con el auge de sitios web de crowdfunding en todo el mundo, cada vez se hace más sencillo convocar a las personas a apoyar financieramente proyectos de cualquier tipo.
Los pasos a seguir son simples. En primer lugar, el artista o emprendedor propone proyectos que necesiten dinero . Fijan una meta monetaria y un tiempo límite para alcanzarla.
A continuación, sus amigos, familiares y toda la comunidad de la world wide web comienza a hacer los aportes económicos.
Cuando se alcanza la meta, el proyecto continúa abierto hasta finalizar el tiempo estipulado.
El artista accede al dinero y el proyecto entra finalmente en producción, por lo que los benefactores reciben su recompensa, en caso de estar establecida.
En muchos casos, los artistas ofrece a sus inversionistas incluirlos en los créditos, ya sea de su disco o película. Otros, obsequian pases para conciertos e incluso llamadas telefónicas con sus ídolos.
Los alcances del crowdfunding son infinitos, pues no sólo se aplica al arte. Este método puede funcionar para cualquiera que tenga entre sus manos una idea innovadora que desee compartir con otros. Para ellos, el tan ansiado capital para financiar los sueños pudiera estar al alcance de un clic. Sólo debe preguntarse, ¿cuánto dinero desea recaudar?.
[Fuente: ElMundo.com.ve]