Las fuerzas gubernamentales sirias y las milicias aliadas han torturado y mutilado a civiles, niños incluidos, siguiendo "órdenes directas" de las autoridades. Los opositores armados que pretender derrocar al presidente del país, Bachar al Asad, también han realizado torturas, ejecuciones y secuestros.
Es la situación que ha dibujado el Comité de la ONU contra la Tortura. En un comunicado, ha condenado el "uso generalizado de la tortura y el trato cruel contra detenidos, personas sospechosas de haber participado en manifestaciones, periodistas, blogueros, desertores de las fuerzas de seguridad, personas heridas, mujeres y niños".
El panorama es tal que hasta el enviado especial de la ONU y de la Liga Árabe para Siria, Kofi Annan, ha reconocido que se siente "frustrado" por la continuación de la violencia. "Sé que todos estamos impacientes y frustrados por la violencia y los asesinatos. Yo también. Creo que yo a lo mejor estoy más frustrado que todos vosotros porque estoy en medio de todo", dijo Annan tras reunirse en Beirut con el primer ministro libanés, Nayib Mikati.
Annan destacó que le gustaría que todo fuera más rápido y no descartó que en el futuro pueda haber otras propuestas sobre la mesa de negociaciones, aparte de su plan de paz. A su juicio, el Consejo de Seguridad de la ONU y los países implicados tienen que continuar trabajando juntos para encontrar una solución, "si no es esta propuesta que hay sobre la mesa, puede haber algo más". "No soy uno de esos que piensan que solo hay una manera de resolver (problemas), puede haber otras formas", agregó.
Para muchos, una de esas soluciones pasa por Rusia. La UE y EEUU pedirán al presidente ruso, Vladimir Putin, que utilice su influencia sobre el régimen sirio para que cumpla con el plan de paz de Annan. "Trataremos de llevar al ánimo ruso y al ánimo del presidente Putin la necesidad de quizás una actitud más flexible por parte de Rusia" en Siria, ha asegurado Fernando Valenzuela, embajador de la UE en Rusia, cuyo Gobierno ha vetado cualquier intento de sanción contra Al Asad en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
El diplomático español destacó que, "evidentemente, la posición rusa ha evolucionado algo (…) sobre todo después de los últimos acontecimientos", aunque sin llegar a dar un "giro copernicano". "De todos modos, la posición rusa sigue siendo distinta (a la de la UE), sigue siendo muy precavida en lo que se refiere a posibles resoluciones en el Consejo de Seguridad", manifestó.
Por su parte, la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, ha instado también a Moscú a que haga lo que falta para implementar los seis puntos del plan de Annan. "Si Rusia está preparada para trabajar con la comunidad internacional por una transición política, nosotros estamos listos para cooperar", afirmó Clinton.
Sin embargo, la mayor parte de la intervención de la jefa de la diplomacia estadounidense ha sido para criticar a Rusia por su supuesto suministro de armas a Siria. "Sabemos que ha habido un tráfico de armas procedentes de Rusia a Siria muy consistente, incluso durante el último año. Creemos también que el suministro continuo de armas de Rusia ha reforzado al régimen de Asad", afirmó Clinton, quien añadió que no podía decir sin embargo con seguridad para qué han sido usadas esas armas.
Precisamente, Putin ha abordado el tema de Siria desde Berlín, donde se ha reunido con la canciller alemana, Angela Merkel. El jefe del Kremlin ha negado que su país esté suministrando a Siria armas susceptibles de ser empleadas en una guerra civil y también que sea aliado del régimen sirio, algo que Clinton ha puesto en duda. Moscú no está "apoyando" al régimen de Asad, porque no está "respaldando a ninguna de las partes en conflicto", dijo Putin, sino que trabaja para evitar "una escalada de violencia" que degenere en una "guerra civil".
"Trabajamos para evitar nuevas, horribles masacres como la de Hula y estamos convencidos de que ello debe hacerse la base de una solución política", dijo, por su parte, Merkel, quien antes de la llegada de Putin había anunciado su propósito de hacer valer su influencia para que Moscú se una a la presión internacional sobre el régimen sirio.
"Tenemos que hacer absolutamente todo lo políticamente posible para evitar una guerra civil", enfatizó Merkel, para quien el plan de Annan es el "punto de partida adecuado" para conseguirlo, aunque, añadió, "llegado el caso deberemos adoptar medidas políticas adicionales". La canciller alemana hizo una y otra vez hincapié en la palabra "política", de acuerdo al hasta ahora rechazo tácito de Berlín a cualquier intervención militar.