El ser humano siempre ha sentido curiosidad y fascinación por lo que pueda haber después del a muerte. Los que no podían tolerar esa incertidumbre, se inventaban mitos. Otros prefieren bucear en textos relativos a la muerte, como los que encontramos en una biblioteca recién inaugurada en Barcelona dedicada exclusivamente a la muerte.
Los científicos, por su parte, prefieren obtener evidencias sobre lo que pudiera llegar a ocurrir tras la muerte clínica. Sobre todo en el ámbito de la consciencia. ¿Pensamos tras la muerte? ¿Qué vemos? ¿Somos conscientes de algo? ¿Durante cuánto tiempo?
Hasta ahora tales hallazgos quedaban relegados al ámbito del cine. Por ejemplo, en la película Proyecto Brainstorm, desarrollan un sistema para almacenar las experiencias conscientes de cualquier persona (algo parecido a lo que más tarde aparecería en la película Días extraños). Una noche, una de las investigadoras empieza a sufrir un ataque al corazón, y decide conectarse al sistema para que quede registrada toda su experiencia. Imaginad la curiosidad que suscita en el resto de investigadores.
La misma premisa, aunque llegando a niveles mucho más profundos y extraños, se desarrolla en la película Línea mortal, donde un grupo de estudiantes de medicina decide llevar a cabo un experimento que consiste en llevar a uno de ellos hasta un estado clínicamente muerto para luego reanimarlo y que cuente la experiencia. Las imágenes subjetivas de la experiencia son fascinantes.
Midiendo la actividad cerebral
En el mundo real, ya hay investigaciones similares a las anteriormente descritas. Una de las más recientes fue llevada a cabo hace escasos meses por parte de la Universidad de Michigan, que fue publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Lo que señala la investigación es que, poco después de la muerte clínica, que sucede cuando el corazón deja de latir y la sangre deja de fluir al cerebro, las ratas exhiben patrones de actividad cerebral característicos de la percepción consciente. Dichos patrones se analizaron usando electroencefalogramas que midieran la actividad cerebral de nueve ratas anestesiadas que sufrían un paro cardiaco inducido experimentalmente.
Jimo Borjigin, experta en Fisiología y Neurología y coautora del estudio, lo explica así:
El estudio sugiere que la reducción de oxígeno, o de oxígeno y glucosa, durante el para cardiaco puede estimular una actividad cerebral que es característica del procesamiento consciente. (…) Este estudio, llevado a cabo en animales, es el primero que indaga sobre lo que ocurre en el estado neurofisiológico del cerebro agonizante. (…) Esta investigación formará los cimientos de futuros estudios con humanos que investiguen las experiencias mentales que ocurren en el cerebro cuando está muriendo, incluida la visión de luz que relatan pacientes con experiencias cercanas a la muerte.
Aproximadamente el 20% de los sobrevivientes de paros cardiacos dicen haber experimentado una ECM (Experiencia Cercana a la Muerte) durante la muerte clínica, pero los científicos dudaban de la capacidad del cerebro para generar tanta actividad después de un paro cardiaco.
[Fuente: xatakaciencia.com]