A pesar del riguroso control que aplica el gobierno chino a Internet, los rumores de un golpe de estado recorren desde hace dos días varios sitios, inclusive la red social local Weibo, que reemplaza a Twitter.
Pekín no negó ni hizo comentarios al respecto, posiblemente para no seguir alentando los rumores, que inclusive alcanzaron a la prensa internacional.
Los rumores crecieron porque a horas de haber empezado, el sitio Weibo bloqueó palabras como "disparos" y "bala".
Joshua Rosenzweig, analista político de la Universidad China de Hong Kong, consideró que los "internautas chinos vivieron una dramática serie de eventos que excitaron la imaginación".
"La historia del superpolicía Wang Lijun, de su intento de fuga a Estados Unidos para escapar de las consecuencias de su supuesta traición a un importante jefe político estaba a la altura de un guión cinematográfico, pero lo inverosímil se reveló realidad", dijo el analista refiriéndose a la caída del ex secretario del Partido Comunista de Chongqing, Bo Xilai.
La historia de Bo parece haber agitado los ánimos de una población habituada a no tener modo de saber que está realmente sucediendo en el gobierno, en un año lleno de incógnitas.
"Los chinos están habituados desde hace mucho tiempo a basarse en rumores y a leer entre líneas para buscar entender lo que ocurre. Y cuando la imaginación está tan estimulada, no hay límite en lo que puede producir", asegura Rosenzweig.
El analista político explica que "el verdadero problema es que se trata de la primera transición en el interior de la dirigencia china, donde el heredero designado no tiene la legitimidad dada por un líder de la primera generación revolucionaria y estamos viendo hasta que punto este tipo de transición no tiene verdadera solidez".
Por su parte, Kerry Brown, director del programa Asia Chatham de Londres, dijo que "esta es la primera transición en la época de Weibo y la gente se volvió más escéptica".
En octubre se desarrollará un Congreso para elegir a las nuevas autoridades del Partido Comunista Chino y todo parecía indicar que Bo tendría lugar en ese selecto grupo.
Sin embargo, con el escándalo de su mano derecha y denuncias de corrupción perdió su oportunidad y fue destituido.
Brown detalló que "las dinámicas están cambiando, pero el presidente chino, Hu Jintato, es un pésimo comunicador, el que complica las cosas".
El cambio actual y la falta de comunicación se unen de manera explosiva y crean la situación actual, en la que las "voces" en realidad advierten divisiones profundas en el liderazgo del país.
Rosenzweig afirmó que cree que en el Partido Comunista existen divisiones, pero también que las relaciones deben ser más fuidas de lo que las personas imaginan.
"Una situación común, y de larga data, pero que el Partido no quiere hacer pública, dado que rompería la ilusión de una dirigencia unida", afirmó el analista político.
Por su parte, la prensa, controlada por el Departamento de Propaganda, también se suma a las incertidumbres.
"Casi nadie de la prensa tiene acceso a fuentes abiertas y confiables", asegura Rosenzweig.