Ahora que sus acólitos han decretado el 8D como el día de la «lealtad y el amor» para el Héroe del Museo Militar, descubro en el gesto del Cucuteño algo muy distinto a lo que usted imagina mi querido lector sobre la intencionalidad de ese acto.
Seguramente usted pensará con la misma ironía de mi siempre mal pensado amigo virtual @pasoagachao quien escribió un tweet en el que informa que ese día «el CNE, en una muestra de imparcialidad, trasladará su sede provisionalmente al Cuartel de la Montaña». En clara alusión al ventajismo electoral que encerraría esa decisión.
Mi opinión es un tanto distinta. Viendo la acción tan noble del «Enchufado Mayor» para con su amo de conmemorar su muerte justo ese día y rendir lealtad a sus hazañas, entre las cuales está su cómoda rendición mientras sus soldados ponían el pecho y dejaban el cuero en el tiroteo golpista del 4F, no nos queda menos que destacar la genialidad del heredero en materia de evadir responsabilidades. Porque es ahí justo donde está la clave para descifrar el misterio que rodea la intención del mentado decreto de «lealtad y amor».
¡Que no me creen! Ya verán. Con gran disimulo Maduro ha evadido aparecer como el gran protagonista de esta campaña electoral. Sus candidatos se la han puesto fácil evitando retratarse con él ante el temor de hundirse más por su incapacidad. Así, dada las circunstancias catastróficas que tendrá la derrota del 8D, Maduro ha encontrado la forma de escurrir el bulto frente a la tamaña responsabilidad de tener que cargar con la desastrosa derrota echándole la culpa al muerto. Por lo tanto, mis pacientes lectores, más que ventajismo, lo que veo es rastacuerismo en el decreto del día de la «lealtad y el amor». Tendrá cara, lo gobernará la «primera enchufada», pero el Cucuteño tiene el pendejo bien lejos.
@fariasjoseluis / José Luis Farías