La historieta es increíble. El 13 de marzo, Mentira Fresca afirmó: «Hemos detectado planes de la ultraderecha (…) para hacer un atentado contra el candidato Capriles Radonski para culparme a mí». Como posibles asesinos nombró a Roger Noriega y Otto Reich y a “organizaciones extremistas de derecha” de El Salvador.
Los hechos demostraron que quienes tenían el plan contra Capriles eran los malandros del régimen con una emboscada frustrada en los alrededores del CNE para el día de la inscripción del candidato democrático.
Al verse descubierto, sin rubor alguno, el 7 de abril, Mentira Fresca cambió el libreto, ahora la posible víctima de los matones de la «ultraderecha» era el «mesmo» ToriPollo: “su objetivo sería matarme, porque de otra manera no podrían ganar unos comicios honestos y justos”. Todo dirigido por Armando Briquet, ex-jefe de campaña de Capriles. «Él cree (Briquet) que yo no sé que él está detrás de los planes para matarme a mí. Como no pueden ganarme, me quieren meter un balazo por las calles de Venezuela»,
Los mercenarios pedían sangre, no importa si era del «burguesito» Capriles o del «autobusero» Maduro. Sangre es sangre. Se han visto absurdos, pero como este ninguno.
El anuncio del posible atentado contra Capriles fue la manera estúpida de Mentira Fresca crear un clima favorable para olvidar pronto lo de su adversario y pasar a hablar del atentado en su contra.
En la tragicomedia
se integró el ministro de Interior y Justicia, Néstor Reverol, denunciando a David Koch Arana, coronel retirado FAES de El Salvador y Roberto D’ Aubuisson, del partido salvadoreño Arena.
Transcurrido el tiempo y no apareciendo ni atentado ni víctima, Mentira Fresca entonces ha añadido un nuevo victimario: el ex-presidente colombiano Alvaro Uribe. Es la nueva temporada del «ToriPollicidio de Mentira Fresca» para conservar el raiting como en las viejas telenovelas criollas.
Por: José Luis Farías